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Ha pasado un mes y el problema que se ha desatado entre los paganos y la devota Viebeth ha causado pavor en los ciudadanos, algunos culpan a la reina por no haber mantenido a los paganos fuera de vista y otros culpan a Milenna. Eso es el efecto de la religión, división, desde que Sevaretriem se proclamó protestante, ha sido enemiga de la gran Sirona, pero esa no es la cuestión ahora.

Los paganos han emprendido su camino hacia Viebeth a alertar a la reina de una decisión que ella ni siquiera tomó.

-Artemis, debes de parar esto ahora.-Suplica Rosetta, la madre de Nicholas y Demetrius.

-¡¿Y que crees que hago?! Pero el problema está en que por más cartas que les envío dejando en claro que no les arrebataré territorio alguno, tus hijos están sembrando la discordia entre esos malditos... Y desde ahora te digo Duquesa de la antigua Geraldine, los paganos no creen en Cristo, pero no son estúpidos, si saben que Demetrius y Nicholas armaron esto ellos mismos, no moveré absolutamente un dedo al respecto.-Habló Artemis con determinación y sin una pizca de remordimiento en su voz.

-¡Ellos son tu familia!-Exclama Rosetta en lágrimas.

-¿Ves que me importe?-Sonríe Artemis retorcidamente haciendo que los guardias presentes sintieran escalofríos.-¡SAQUENLA!-Ordena Artemis.

Maximus entra a la sala real y se sienta al lado de su amada.

-¿Como estas?-Cuestiona Maximus.

-Me estoy sintiendo un poco enferma últimamente, Luna empezó a prepararme un té que ayudaría con los síntomas, no se si realmente esté funcionando.-Habla Artemis mientras observa algunos papeles.

-¿Desde hace cuanto te sientes así?-Cuestiona él rey.

-No recuerdo bien, el medico dice que puede ser por el estrés. Nisiquiera tengo esos días...-Habla Artemis, pero en ese instante, se respondió ella misma.

Maximus la mira con ambos ojos dando viajes del abdomen de la joven al rostro de esta. Y Artemis esta incrédula.

-No puede ser...-Susurran ambos al unísono.

-Bueno... ¡Si puede ser!-Dice Maximus con alegría abrazando a Artemis.-¡Seré papá!-Artemis ríe y se hunden en un beso.

Luna interrumpe sintiéndose incomoda.

-Aquí traje el té.-Dice Luna tímida a la mirada de Artemis.

-Luna...Ten más cuidado de lo que le pongas al té...-Dice Maximus.

-Sé lo que hago mi rey.-Responde cortante.-¿Pero por que lo dice de todos modos?

Artemis se acerca a Luna y le toma la mano a Luna y se la coloca en el abdomen.

-¡Tendremos un bebé!-Dice Artemis y el rostro de Luna, palidece.

-¿E-e-enserio? JA! Felicitaciones amiga.-Dice Luna.-Pero me tengo que ir, ¡bebe el té!-Artemis asiente.

¿Seré una buena mamá?

Maximus, tomo el liderazgo del movimiento que trataría de dar fin al problema con los paganos, quería que Artemis tuviera descanso para que así el embarazo progresara bien y sin problemas.

Todos en el pueblo se regocijaron al oír la noticia y cartas con bendiciones llegaban al reino.

Pero, Maximus en Viebeth con los militares... La situación en el reino con Artemis no era muy buena. Su salud se deterioraba y las ganas de mantener al bebé a salvo, era su prioridad. Aún el embarazo no iba avanzado un mes y par de semanas pero parecía estar consumiendo a Artemis en todo sentido de la palabra.

Artemis respondía las cartas de Maximus y le decía que todo estaba bien, no había problemas y que continuara con los planes en Viebeth... Que se ocupara del problema.

Cuando el mayor problema de Artemis estaba dentro del castillo.

ARTEMIS DE SIRONADonde viven las historias. Descúbrelo ahora