capítulo #5

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Camila pov

Estaba en el baño intentando secarme las heridas, realmente era algo fastidioso sentir tanto dolor. Ya no me preguntaba ¿porque me habían hecho esto? pero realmente lo que no podía entender ¿como era mi padre esa persona tan horrible? ¿Donde quedaría ahora el ser humano que tanto admiraba y en quien me queria convertir? en este momento me siento tan perdida...
Ella entró despacio al baño, luego de un rato en el que estuve mirando mis heridas al espejo, todo el daño que le habían hecho a mi cuerpo, ella me recorrió entera con su mirada, yo la miraba a través del espejo, me gustaba la sensación de su mirada en mi. Quise girarme y ese simple movimiento hizo quejarme del dolor, Verónica fue muy precisa en sus golpes a mi costillas.
Lauren rápidamente vino a ayudarme sosteniéndose de la cintura, esa sensación de su mano en mi piel casi me hizo olvidar el dolor que sentía.

- ¿estas lista camila? No es bueno pienses demasiado las cosas. Eso solo ayudará a empeorar todo un poco más y que tu entiendas un poco menos, si quieres respuestas debes buscarlas en el lugar indicado. ¡Ahora vamos! Me encantaba cuando se ponía seria y firme en lo que me decía. Volvi a mirarme por última vez con un suspiró audible. Acomodando mi cabello a un costado, la miré y su manera de mirarme me hizo sentir algo en el estómago, estando con ella me sentía en un sube y baja. No estaba segura si esta sensación era precisamente nervios, antes no la había sentido, ella sacó su mano de mi cintura y me colocó la bata, la cerró y nos fuimos a la habitación.
Que era increíblemente ordenada, las paredes pintadas de gris oscuro con detalles en turquesa, la cama era grande y tenía un hermoso juego de armarios, una computadora igual a la mía. Había una foto en su porta retrato sofisticado, de ella con una chica, sentí un poco de celos de como se abrazaban.

-¿Es tu?... dije indicando la foto

- si es mi cuarto, comprenderás que no puedo indicarle a tu familia que estás a salvó, pero mi decisión fue traerte aquí, para que duermas al menos un poco cómoda. Taparte la cara era importante para que no sepas dónde estamos, una manera de proteger mi intimidad.
Esa no era realmente la pregunta, pero me sorprendió que ella me traiga a su departamento para que descanse. Ella fue hasta su armario, al abrir la puerta vi unas fotos más con la misma chica, mi sangre quedó hirviendo, que tanto tenía fotos con esa. Ella sacó un pote de lo que parecía una crema y un botiquín...
Volvió hasta su cama, indicando que me acostara o sentara, con la Palma de su mano, dio unos golpes.
- ven acuéstate, así puedo limpiar y tapar tus herida. También te colocaremos un ungüento medicinal, para que se te pasen los dolores de los golpes, esto me receto el médico de Cris.
Ella entristeció mirando la crema en su mano, yo me acerqué a ella rápidamente, me senté en la cama y tomé su mano, ella me miró, le sonreí y ella me devolvió la sonrisa más preciosa que había visto.
Me acosté lentamente, abri mi bata y su mirada quemaba sobre el cuerpo, ella acaricio mi piel en donde me habían dándo los golpes. Sentí su mano tibia sobre mi piel y era realmente suave, desde que la vi pensé ¿que tan suave sería su piel tan pálida? Le presté atención a como me miraba y ella recorría mis piernas con su preciosa ojitos, sentí un poco de calor, ella abrió el pote que tenía en sus manos.
Yo sin embargo intentaba controlar mi respiración, sentía era devastadora. La colocó en mi abdomen y dispersó de manera envolvente la crema en mi abdomen y vientre.
No podría explicar los que me gustaba que me tocara, miraba sus facciones perfectas y ese hormigueo en mi interior producto de su manera de colocarme el ungüento.
¿Porque me cuida de esta manera? Es que ella era muy tierna, miraba su perfil mientras ella trabajaba muy concentrada en mi abdomen, no dejaba de sorprenderme lo hermosa que es, su nariz pequeña, con ese piercing que le dejaba tan sexy, esos labios rosas y carnosos. Inconsciente lambi mis labios, me di cuenta gracias a la pequeña herida que tenía y me hizo doler.
- auch, aah mmm. Miré que me hacia y estaba limpiando mis heridas abiertas, pero mis quejidos sonaban como gemidos. Pero era inevitable no hacer esos sonidos, porque realmente me dolía. Levante la cabeza para mirarla y su mirada estaba más oscurecida.

Síndrome de Estocolmo (g!p)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora