Los días y las noches que le siguieron de ese día, parecían durar 24 horas, a veces 48.
Seguía sin creerlo, la verdad es que aún no lo creo.
Pero aún faltaba un gran camino que recorrer, tu cuerpo seguía allá en donde fueron de vacaciones y todos estábamos movidos organizando todo para tu penosa llegada, era bueno y malo, ya que estar pensando en otras cosas no me dejaba tiempo para saber lo que estaba pasando.
En los ratos que no tenía nada que hacer ni en qué pensar no dejaba de llorar, no estabas aquí, pero tampoco quería que llegaras, porque sabía que si lo hacías era verdad todo lo que estaba pasando.Es impresionante la cantidad de gente que nos reunimos por ti, pero más que nunca estoy consciente de todo el amor que fuiste cultivando al rededor de tus 18 años y que se veía reflejado con la presencia de los que estábamos. Aunque no era necesario reunirnos así, tu bien sabías que solo tenías que decirnos e iríamos sin pensar.
Fue una larga espera, llegaste 00:20 del día 28 de julio, todos te recibíamos con cantos y alabanzas, pero estoy segura de que nadie quería darte la bienvenida así.
Llegaron y pusieron tu cajón en medio de todos.
Me puse en frente de tus pies y no pude evitar derrumbarme, lloraba sosteniendo mi estómago, desde ahí tenía ese hueco y desde ahí salía todo mi dolor.Tenía tanto en la cabeza, seguía sin querer aceptar que fueras tú el que estaba en ese cajón, al que estaba viendo frente a mí, pero que tú ya no me veías.
Hice dos intentos de pasar a despedirme, el primero solo pude observarte por unos segundos, miré tu mentón y confirmé que eras tú, el llanto no se hizo esperar y no pude continuar viéndote.
El segundo intento fue cuando pasamos a cuidar tu cajón, nos turnabamos de 4 para hacer "guardia" y cuando pasé yo solo esperaba el poder acercarme y verte mejor.
Terminó mi turno y fui directo hacia ti, vi tu cara, parecía que no quisieras que te estuviéramos viendo así, solo pude llorarle a tu cajón y dedicarte unas palabras en mi mente.
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No te vayas.....
ContoDespués de que te fuiste, me quedé esperando tu adiós, pero quizá me mantengo a flote gracias a que no lo hiciste.