Cap 3: ¿Y si hubiera?

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Menos 10 años, 5 horas para el juicio.

Tener la casa sola resulta aburrido alcanzada cierta edad. Solo piensas en limpiar y acomodar todo. Intentas hacer algo diferente, y solo cambias los muebles de posición. Son las 10:00 y aún faltan tres horas más para que lleguen los niños. Natalia se hizo una mascarilla de aloe vera y pepino. De repente, se sobresalta de un brinco.

-¡Joder!- Exclamó. Se le había olvidado; Marcos salía temprano ese día. Se alistó rápidamente, tomó las llaves de un Yaris 2015 y fue a la primaria Ayacucho.

Sonaba Flamingo- La Vida Boheme en la radio.

Menos 18 años, 153 días y 7 horas para el juicio.

-¡Vamos amor, deberías venir al agua, está deliciosa!- Dijo el Sr. Andrade desde la playa. Jugaba con el pequeño Marcos, y con Augusto, quien aún estaba de brazos, con sus flotadores.

-No lo creo, el sol está muy fuerte- Contestó Natalia, quien leía una revista bajo la sombrilla. Su figura era esbelta, y a pesar de tener tres partos y una cesárea, ese traje de baño lila de dos piezas encajaba muy bien con sus anchas caderas. A los treintaidós años, nadie luciría tan bien.

-No estamos ni a treinta grados, no inventes- Replicó el Sr. Andrade. ¿Te quedarás con el "Y si hubiera"?

Actualidad:

"¿Te quedarás con el 'Y si hubiera'?". Quedó retumbando en la cabeza de Natalia. Se espabiló cuando empezó a sonar A Dios le pido- Juanes, y volvió al camino. Llegó al colegio. No había dónde aparcar. Terminó estacionándose bastante lejos de la entrada. Entró a la primaria y llegó al salón. Solo estaba Marcos, y una niña más, con la maestra.

-Maestra Carmen, lo siento mucho por llegar tan tar... – Fue interrumpida.

-¡Maestra Carmen!- Dijo un hombre moreno y robusto a su lado, bastante más alto que ella, y vestido con traje y corbata. Tenía una placa. –Se me hizo bastante tarde, sin excusas, lo lamento.

-Tranquilos los dos, son solo quince minutos tarde- Dijo la Maestra Carmen con una sonrisa. Marcos fue con Natalia, ella le dio un beso. Se dirigieron a la salida. Natalia sacó las llaves del auto. El hombre de traje era el dueño del auto de al lado. Él la miró.

-Bastante olvidadizos nosotros eh- Le dijo que el hombre con una sonrisa. Ella volteó a verlo y devolvió la sonrisa.

-Sí, supongo que es la menopausia- Bromeó ella.

-No pareces de tener edad para esas cosas, aunque no sé si alzhéimer sea mejor- Respondió él. Ella rió. –Soy Antonio- Dijo él.

-Natalia- Respondió ella.

-Un gusto- Dijo Antonio, y subió al auto. Ella hizo lo mismo. Ella sonreía. Era realmente atractivo ese tal Antonio. Marcos la miraba desde el retrovisor. Tosió falsamente dos veces. Ella lo miró.

-¿Qué?- Replicó ella. –Es lindo.

-¿Y si le hubieras dado el número, genio?- Dijo Marcos con brazos cruzados.

Ella quedó pensando unos segundos. ¿Y si hubiera?

Desquicio sin nombre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora