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Érase una vez, un niño pequeño que podía ver seres del más allá. Algunos lo llamaban lunático; otros lo veían como un instrumento del demonio; pero aquella niña de piel dorada y cabello rojizo lo veía con pasión, y si bien lo que veía aquel niño era síntoma de locura, ella habrá perdido la cabeza por enamorarse de semejante de remate.
Este niño no salía en los recreos. Se quedaba en el salón, columna uno fila doce, junto a la ventana, dibujando todo lo que veía. Podía ver a niños jugando con señores realmente amigables. Lanzando la pelota y corriendo entre los barandales. El problema estaba, en que los adultos no pasaban al patio de juegos. La psiquiatra le diagnosticó un tipo leve de esquizofrenia, a pesar de que nunca llegó a tener episodios que la comprobases. La niña pelirroja, lo miraba todos los días por la ventana.
Un día este niño salió al patio de juego. La niña se emocionó muchísimo, pero era la única con esta reacción. Todos lo miraban raro y les extrañaba. La niña decidió acercársele.
-Oye, no hables con el loco- Le dijeron sus amiguitas. Ella no hizo caso. Decidió acercarse y sentarse junto a él en los columpios. Él dibujaba algo. Su cabello negro y liso se movía con la brisa, y su rostro blanco con pecas era iluminado por la tenue luz del sol que había ese día. Para esta niña, no existía niño tan lindo como él.
-¿Qué dibujas?- Preguntó con curiosidad la niña. El niño se sorprendió, y la miró con los ojos abiertos como platos. Nadie en la escuela le había hablado. Nadie se sienta con el raro.
-Dibujo un árbol- Contestó el niño tartamudeando. Ella miró a su alrededor con duda.
-Pues aquí no hay ningún árbol- Dijo la niña.
-Lo hubo- Contestó él. Ella quedó en silencio un momento. Quizá el niño sí estaba loco. –El tiempo pasa constantemente- Reiteró el niño, para no perder la atención de aquella niña tan hermosa. –Y lo que vemos ahora, es solo una imagen del pasado. Todo lo que ves ya sucedió hace fracciones de segundos. Quizá creas como los demás que soy un loco- La niña bajó el rostro. –Pero, solo hago lo que ustedes: Veo todas las cosas del pasado. Solo que, un poco más atrás- Concretó.
Los ojos de la niña se iluminaron y adquirieron gran interés en todo lo que el niño decía. A parte de lindo, listo. Ella lo miró a los ojos, y él igual. Hubo un click inmediato. Él se sintió en confianza, en paz. Como nunca se había sentido. Por primera vez, se sentía que podía ser él, y ella, de un modo u otro, también. Ella bajó la vista y miró el dibujo. Había unas personas junto al árbol.
-¿Y quiénes son las personas junto al árbol?- Preguntó la niña. El niño sonrió.
-Los que me mandaron a salir al patio hoy.
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Desquicio sin nombre.
Short Story*Esta novela no ha sido editada ni redactada. Falta desarrollo de personajes, cambio de nombres, etc. Dudo que alguien la lea de momentos, pero es bueno aclarar* Natalia, una madre soltera de cuatro revoltosos, se ve atrapada en una serie de suceso...