Cap 4: No es un crimen.

1 0 0
                                    

Menos 9 años, 364 días y 17 horas para el juicio.

Natalia se miraba frente al espejo, con su vestido ajustado color vinotinto de Louis Vuitton, tacones de punta plateados y su collar de ciento setentaicuatro perlas. El rojo en sus labios y el suave pastel oscuro de sus párpados la hacían lucir irresistible, y ella lo sabía. Miraba sus senos ajustados a través del escote. Se sentía hermosa, más no querida.

-Te ves hermosa mami- Dijo Augusto asomándose en la puerta de la habitación. Ella volteó a verlo y le sonrió.

-Ya deberías estar en la cama- Respondió Natalia con voz dulce.

-Claro que no. Odio que se quede a cargo Suzie, nos acostamos más temprano- Replicó Augusto frunciendo el sueño.

-Solo será por esta noche, luego vengo a regañarte yo en persona- Bromeó Natalia acariciándole el cabello. Augusto sonrió. –Además, ya deben estar repletos de pastel. Mírate esa barrigota- Dijo Natalia haciéndole cosquillas. Augusto reía y pataleaba.

Natalia terminó de arreglarse el cabello y bajó las escaleras. Le dejó todo listo a Suzie y arrancó. Al llegar, estaba Norka esperándola en una mesa de dos. Se saludaron y Natalia tomó asiento.

-Hacía mucho no teníamos una cena tú y yo eh- Dijo Norka sonriendo.

-Pues sí, ha pasado un tiempo- Contestó Natalia. Comenzó a mirar el menú, y Norka la observó con duda.

-¿Pasa algo?- Preguntó Norka. Natalia se espabiló.

-¿Qué? ¡No! Solo, miro el menú.

-No entiendo por qué siempre tenemos esta intro larga y aburrida para que al final me termines contando, porque sí te pasa algo- Replicó Norka. Natalia bajó el rostro, tomó aliento y suspiró.

-Se siente raro. Es mi primer cumpleaños sin él, pero, no se siente diferente. Es como si los últimos años solo hubiese estado, pero a la vez no. Cuando se fue no podía creerlo. Sigo sin creerlo, pero no duele. Ayer tuve una cita con un hermoso treintañero. Hoy vi a un moreno maduro enorme y se me iluminaron los ojos. Así, como si nada. Como si no hubiese existido- Hubo un silencio por algunos segundos. Natalia aún no levantaba el rostro. Norka la miró con ternura, de esas miradas que te exhortan y alientan a la vez.

-¿Qué no es ese el punto, Nat?- Contestó Norka. Natalia levantó el rostro. –No tienes idea de cuantas chicas desean- Hizo una pequeña pausa. –Deseamos, ese don de poder superar tan rápido. Ya no está, se fue. Dolió, sí, ¿Pero por qué martirizarte por el hecho de que ya no duela? La gente suele criticar a las personas como tú, y es por envidia. Nadie merece duelo, Natalia. Y realmente, él se fue mucho antes de partir- Los ojos de Natalia se cristalizaron. –Y puedes llorar, ¿Sabes? Que eso tampoco es un crimen.

Natalia rompió en llanto. Norka movió la silla hacia el lado de Natalia, y la abrazó. Esa noche bebieron mucho las dos amigas, que qué más podían pedir que su compañía mutua. Y aunque al principio a Natalia le dolía, se dio cuenta de que, al final, no valía la pena. Todo pasa. Llegó Natalia en la madrugada a su casa y se desplomó sobre la cama, luego de pasar una de las mejores noches de su vida.

Desquicio sin nombre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora