Narra Aristóteles:
El agua del fregadero cae sobre los platos mientras mi papá lava los vasos que hemos usado para cenar.
Veo la madera de la mesa en la que comimos, tan pulcra y pulida sin ningun rastro de suciedad, tan perfecta y limpia.
Levanto la vista y miro la espalda encorbada de mi papá cepillar con la esponja el exterior de los vasos.
El silencio es tan ensordecedor que siento mis oidos sangrar, el timbre de la soledad me deja sordo.
Mi papá coloca el último vaso en el fregadero para que se seque, cierra el grifo pero la filtración provoca una gotera que cae constante y escandalosa.
Es un alivio para mi.
-¿Te llevaste bien con el chico nuevo?.- Alzo la mirada y fijo la vista en el dije de cruz que cuelga del cuello de mi padre, se mece con suavidad.
-Si.- Le respondo de forma corta sin lugar a otra pregunta.
Él asiente y esta dispuesto a irse, pero antes de que logre hacerlo me muerdo con fuerza los labios y lo dejo salir.
-¿Haz pensado en lo que te pedí?.- Él alza la vista y encaja sus ojos grises y tristes en mi, la fuerza de su mirada me deja sin habla.
-¿Podría estudiar música?.- La tristeza de inmediato es revocada por una furia que pinta llamas siseantes en el fondo de su pupila.
-No, Aristoteles, tu vas a dedicar tu vida a Díos, para lo único para lo que haz nacido es para servir a Díos, no más, no hay placeres propios ni anhelos mas que el de encomendarte a dios en cuerpo y alma.- Yo quiero refutar y preguntar el por que debe ser asi pero él se da la vuelta antes de que pueda preguntarlo.
Escucho él atronador sonido de sus zapatos de vestir marchar directo a su habitación y luego el portazo.
Suspiró y cierro bien el grifo regresando al silencio antes de la gotera.
Camino a mi habitación y cierro con suavidad la puerta, la madera apenas rechina cuando roza ligeramente el marco y la chapa se echa.
Me volteó y pegó mi espalda a la puerta, miró a mi alrededor, la lámpara de mi buro esta encendida y debajo de la amarillenta luz esta la Biblia con un dije que mi papá me compró, sin embargo, nunca me lo he puesto.
Mi cama esta desordenada y la puerta del baño esta abierta.
Avanzo hasta mi cama y me tiro en el desorden, me acurruco sobre mi almohada y busco a tientas el libro bajo mi cama.
Lo hayo, la cuerina del libro esta gastada y un poco sucia, la acarició y abro el libro en donde me quede.
Hacía un tiempo había comenzado a leer este libro, es de amor, un amor prohibido entre un hombre ciego y un cantante.
Leo la cita que había marcado hace unas noches atras.
...El cielo era azul, tan azul como sus ojos, el me pide que cante y yo no tengo corazón para decirle que no, él me dice que le gusta mi voz, él me dice que mira a través de mi boca y yo cantó, cantó tan alto con el anhelo de que miré a través de mi...
Siempre he soñado con estudiar música, dedicarme al arte, inspirar a los demas con lo que componga, ser la pieza clave para que alguien se atreva a ser feliz.
Desde que mamá murió, la felicidad había expirado en nuestras vidas.
Mi padre había perdido todos sus colores, lo unico que lo mantiene en pie en su fe, la creencia de que si daba su vida en sagrado juramento a Jesús, este sanaria sus heridas.
Daría lo que fuera por sentirme igual, por tener la misma fe, por dejarme llevar y que todo eso curara mi alma.
Sin embargo no puedo, dentro siento un intruso, un dolor agudo que me asfixia.
¿Si dios nos ama, por que me dejo sin la persona que mas amaba?
Me lo preguntaba diariamente y diariamente llegaba a la misma conclusión.
Que nunca tendría respuesta.
Cierro el libro soltando un fuerte suspiro que podría dejar sin aire al mundo entero.
Lo dejo debajo de la cama nuevamente y me envuelvo con la sabanas calidas.
Apago la lampara de noche y cierro los ojos.
Entre sueños, sin querer, sin darme cuenta, rememoro los bellos ojos color miel de Cuauhtémoc.
Recuerdo sus pestañas largas y negras que caen como cortinas, me imagino sus lunares y todas las constelaciones que puedo formar.
Suspiro.
El apocalipsis apenas esta comenzando.
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Príncipe Triste [Aristemo.]
Fanfiction《 Cada que te veo comprendo el apocalipsis del que hablaban los poetas.》