A casa

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Después de mucho tiempo, ambas organizaciones por fin fueron destruidas, por fin, todo se había acabado, la paz a sus vidas regresaba a lo que antes fue, o al menos eso es lo que creían, ya que lo más difícil, estaba por venir.

En la habitación de un hospital se encontraba el pequeño detective, el cual estaba dormido, mientras se recuperaba de sus heridas, no sabía realmente cuanto tiempo llevaba en ese lugar, solo tenía presente que pronto dejaría de estar ahí. Poco a poco fue abriendo los ojos, parpadeo un par de veces para acostumbrarse a la luz que entraba desde la ventana, haciendo la habitación más luminosa.

Como sus fuerzas se lo permitieron se sentó en la cama, llevo sus manos a su cabeza debido a una punzada que llegó de repente, noto que aún tenía una venda en la cabeza, el dolor era soportable, pero aun así, preferiría no tenerlo. Se sentía cansado a pesar de haber acabado de despertar, estaba dispuesto a recostarse nuevamente cuando alguien le hablo.

- Al fin despiertas, pensé que nunca lo harías –decía un joven de traje blanco, el cual estaba cerca de la ventana.

- Preferiría seguir durmiendo –llevo una mano a su cabeza para disminuir un poco el dolor que sentía –al menos la cabeza no me dolería tanto.

- Bueno, que esperabas? –dijo cruzando sus brazos – después de esa locura que hiciste

- Mira quien habla –le dedico una mirada de reproche -también hiciste algo muy loco –su mirada se concentró en sus manos – y por eso...gracias...

- Por nada... gracias a ti también. –solo o miro con una amplia sonrisa -Y para que veas lo bueno que soy –coloco una mano en su pecho e hizo una reverencia -te sacare ahora mismo de aquí, que me dices?

Le tendió la mano para poder salir de la habitación, Conan dio una pequeña sonrisa y con cuidado bajo de la cama, con paso lento se acercó a la ventana donde él lo esperaba con la mano extendida.

- Suena tentador –también extendió su mano pero justo antes de que la tomara, La puerta se abrió dejando pasar a la enfermera de guardia, dejando la ventana vacía y Conan con la mano extendida.

- Veo que despertaste –se acercó y cerro la ventana –sabes que no debes dejar la ventana abierta tan temprano, el aire fresco no le hace bien a tu cabeza, - lo tomo en brazos y lo regreso a la cama - como te sientes pequeño?.

- Solo me duele un poco la cabeza. –la enfermera se acercó para tomar los signos y cambiar el vendaje.

- Parece que todo está en orden, y no te preocupes por la venda, esta será la última vez que la uses, para mañana no tendrás que hacerlo – le decía mientras terminaba de colocarle la venda -los medicamentos que debes tomar y los cuidados ya fueron dados a tus familiares, solo tenemos que esperar a que lleguen, que me dices, listo para salir de aquí?

- Por supuesto!!.- le contesto feliz a la enfermera; Al fin dejaría el hospital no sabía cuánto tiempo había sido pero estaba feliz de salir.

- Me alegro!, pero antes jovencito, tomaras tu desayuno para que tengas fuerzas mientras llegan por ti –la enfermera le sonrió de manera dulce, le acerco la bandeja con el desayuno, del cual solo tomo la mitad, lo ayudo a cambiarse y coloco un gorro -Todo listo, recuerda usarlo cuando el ambiente este fresco. – el chico asintió y con la ayuda de la enfermera se sentó en la silla de ruedas para poder salir de ahí. – Oh! Y no podemos olvidarnos de esto, toma –le coloco las gafas en sus manos, el solo las miro, parecía que dudaba si usarlas o no –pero claro, si te lastiman puedes no usarlas.

Dame Tu Mano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora