Capítulo 56

3.8K 279 349
                                    

~ X ~

La habitación del MIT de Tony fue familiar para ellos.

—Asi que es otro recuerdo... —susurro Clint con un tono contemplativo.

—¿Pero donde esta...? —Peter se interrumpió a si mismo cuando encontró a quien buscaba.

Tony yacía en el suelo, apoyando un razón flojo en el borde de la cama inferior de la litera mientras una botella de whisky se sostenía en su mano contraria. El genio gruño y dió un largo trago a la botella.

—Tony... —susurro Carol angustiada.

El resto de los héroes estaban paralizado en su lugar. El castaño lucía tan joven y aún así su rostro mostraba una expresión de dolor y soledad cómo si tuviese décadas de experiencia.

Steve sintió que su corazón se desgarraba ante la imagen del joven Tony.

La puerta de la habitación se abrió, dejando ver a Rhodey, quien miró la escena con sorpresa y shock.

—¿Tony? —susurro el moreno preocupado.

—Lo siento, Rhodey, está vez lo he perdido enserio —murmuro Tony con un tono amargo, arrastrando un poco las palabras.

El moreno suspiro, cerro la puerta detrás de él, la aseguró y camino hasta colocarse en cunclillas frente al genio.

—Cuando dijiste que bebias, no creí que era de esta forma... —dijo Rhodes, pero no había reproche en su voz, solo tristeza y comprensión —¿Que paso, Tony?

El genio se río, su voz llena de amargura y pesar.

Peter apretó los labios en una línea firme, odiando esa risa de autodesprecio que lamentablemente se había grabado en su memoria.

Strange apretó los puños, decidiendo que no le gustaba en lo absoluto esa risa.

—Howard —escupió con ira —Ese bastardo paso.

—Ahora, eso no me sorprende —gruño Quill con su ira por el hombre apenas contenida.

—Desperdicie una semana completa en terminar el próximo misil que quería solo para que tomara todo el crédito de nuevo —gruño, agitando la botella en su mano —¡No solo eso! Todavía se atrevió a regañarme por no ser lo suficientemente rápido para terminar mi proyecto para la exposición anual del MIT.

Rhodey estabilizó al genio cuando esté, en su diatriba, se inclinó demasiado hacia el frente.

—¡Fue su culpa! —gruño el genio, golpeando la botella en el suelo sin mucha fuerza —¡El me dejó ese maldito misil en las manos para menos de una semana! ¿¡Como debía hacer ambas cosas!? —gruño, luciendo más frustrado que enojado —¡Soy un genio, no un robot multitareas!

—Ni siquiera deberías haber estado haciendo un misil... —gruño Rhodey con rabia contenida.

—Rhodes tiene razón —dijo Logan con el ceño fruncido. El resto asintió en acuerdo.

El Precio De Los DañosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora