Estuve mirando revistas de vestidos de boda con Hee, estábamos las dos solas. Tiempo Después Hee tuvo que regresar a casa porque su madre regresaba de viaje. Seguía mirando los vestidos mientras escuchaba música, había pasado un mes aproximadamente de la propuesta de matrimonio, y estaba muy feliz por eso. Había sido mas atento conmigo, y aveces de los besos habíamos pasado a las caricias y casi a tener sexo. Él quería esperar el tiempo que fuera necesario para poder hacerlo, dijo que me esperaría. Y eso era lo que me agradable de él era muy respetuoso.
El timbre me había hecho salir de mis pensamientos, fui a abrir la puerta y me encontré con el chico de pelo morado; Félix.
— Hola, Min — hablo sonriendo. Recordé que el no sabía que me iba a casar.
Lo dejé pasar y fuimos al living, le ofrecí los snacks que estaba comiendo, su mirada quedó fija en las revistas que antes estaba revisando. Las tomo y comenzó a verlas.
— ¿Vestido de bodas? — su tono de decepción me sorprendió — ¿Quién de casa?
— Yo me casare — hablé en un tono firme, vi como tenso su mandíbula y su mirada entristeció.
— Te vas a casar — dijo triste, se acercó a mí y se sentó en el sofá que estaba a lado mío. Lo mire con tristeza, después de todo el había sido mi primer amor.
El silencio que creamos era incómodo, nunca pensé que el volvería a buscarme. No estaba en mis planes, el había dejado de estar en mi planes desde que habíamos terminado.
Jugaba con mis manos, tomé la revista y seguía viendo los vestidos, de pronto sentí que alguien me quita la revista y se acerca a mi con fuerza.
Me tomo de las mejillas y presionó sus labios con los míos, no correspondi al instante. Me separé de golpe.
— Lo siento Hye — una lágrima cayó por su mejilla, me miró a los ojos y sentí que mi corazón se encogia de ver a Félix tan vulnerable y sensible en estos momentos.
— ¿Por qué lo hiciste?
— Por un impulso — limpio sus lágrimas con la manga de su campera y se paró del sofá — ahora sí te perdí, te perdí para siempre.
— Soy tu amiga, no me has perdido.
— Hye Jin yo te amo, si no aparecía en un mes fue porque te quería dar tiempo para que tengas claro tus sentimientos, y ahora veo que enserio quieres a Sun-oh.
— Félix, soy feliz a su lado no sé qué fue lo que te hizo pensar que mi corazón volvería a ti — le mostré firme frente a él. Si, si había dudado de mis sentimientos.
— Me volví a equivocar. Hye Jin no te cases, por favor no te cases, quedate conmigo. Por favor — suplico.
Negué varias veces con la cabeza, no podía lastimar a Sun-oh. No cuando ya acepte casarme con él.
Mis lágrimas no tardaron en aparecer, Félix también estaba llorando, me lance para abrazarlo con fuerza. Era un abrazo cálido y con cariño.
— Te amo Hye Jin — susurro en mi oído eso hizo que mi llanto se intensificara. Sollozaba en su hombro, esto me estaba doliendo mucho.
— Félix, no lo digas, no digas lo que sientes, me haces daño y te haces daño tu — hablé.
— Solo quiero que sepas que te amo demasiado.
El abrazo finalizó, me dió un casto beso en la frente y camino a la salida.
— Félix — lo llame — lo siento mucho.
Negó con una sonrisa.
— No lo sienta, enserio no lo hagas, yo siento haberte mentido, lamento haberte lastimado ahora que quiero estar contigo no puedo porque te vas a casar, ese es mi castigo.
— ¿Que castigo?
— El ya no tenerte a mi lado, Min.
Salió de mi casa y cerró la puerta, fui a la ventana y vi como se alejaba con la mirada en sus pies, verlo tan triste me había dolido demasiado. Me senté en el sofá haciéndome un ovillo, puse mi cabeza entre mis rodillas y volví a estallar en llanto.
Mi celular estaba sonando, la llamada entrante era de mi prometido. No conteste, lo que menso quería ahora era hablar con alguien. Volví a mi antigua posición y seguí llorando sin consuelo.
Las despedidas son dolorosas cuando hubo amor verdadero en esa relación. Y ahora me doy cuenta que Félix en verdad me amó.
Espero que les guste. Me dio penita escribir este capítulo, así que espero que sea de su agrado y no se olviden de votar. Adiós.
Dai-n.
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ℂ𝕆ℕ𝕊𝕋𝔼𝕃𝕃𝔸𝕋𝕀𝕆ℕ: 𝑳𝒆𝒆 𝑭𝒆𝒍𝒊𝒙
Non-FictionTus pecas son como las estrellas con la diferencia que, las estrellas brillan en el cielo y tú pecas brillan en tu rostro. Siempre se lo recordaba pero se dejó llevar por los demás y terminó por lastimar a la persona que nunca lo abandonó cuando más...