Five

52 8 0
                                    

El nuevo día se había hecho presente con un breve rayo de luz reflejado en el rostro de nuestro rubio favorito, Jimin, quien al parecer habia pasado una larga tarde de películas con su grupito de amigos el día de ayer.

Era un hecho, salir con ellos significaba usar una gran cantidad de energía, la cual a Jimin le costaba reponer, ¿Es que acaso nunca se cansaban? ¿Cómo es posible que esos cuerpos bien tonificados no pidieran un descanzo?

Jimin no encontraba respuesta.

Luego de la película, que por cierto estuvo muy buena, a Hoseok se le ocurrió ir a los juegos del lugar (los del centro comercial). Recargaron lo más que pudieron la tarjeta de juego que se necesitaba y estuvieron casi 4 horas ahí; riendo, gritando, emocionandose y gastando el dinero por supuesto. Para la suerte de Jimin, él no tuvo que gastar dinero alguno ya que Yoongi se había encargado de su parte del pago y con una sonrisa tierna expresó que no era necesario agradecerle.

Él solía ser muy tierno con Jimin, el mejor chico del mundo, siempre cuando los demas no lo pillaran. Porque de ser así solo mostraría su mala cara, ocultando en el más oscuro rincón de su ser lo avergonzado que se encontraria por la situación.

Miedoso, no quieres admitir lo mucho que me quieres. ¡Gallina!

─¿Eh? ─Expresó Jimin en un intento de hacer notar su confusión, aunque nadie este viéndolo u oyendolo.

Habían pasado exactamente dos horas desde, que por curiosidad, salió a ver la entrada de su casa. No había rastro de alguna carta o ramo de margaritas como anoche, y ello se le hizo extraño.

¿Era acaso que la broma había terminado? ¿Al fin?

No entendía nada. Pero tampoco quería hacerlo.

Por una parte se sintio feliz de no seguir siendo acosado por el famoso Sg. mientras que otra muy pequeña quería más de esto.

¡Que contradictorio¡

Suspiró agotado y dispuesto a dejar pasar este asunto a segundo plano para ir adentro por una buena porción de panqueques, su pancita exigia alimento y él estaba dispuesto a complacerte. Sin embargo, algo llamó su atención.

O mejor dicho, alguien.

Era un chico; un poco más alto que él, usaba una polera roja, unos jeans bien apretados en la parte de atras, el cabello algo alborotado y sus zapatillas blancas combinaban muy bien. Llegó a último minuto con la frente emperlada en sudor y la respiración entrecortada, ¿Acaso había corrido un maratón o algo haci?

¿Quien era él? ¿Que hace con SUS regalos en mano? O mejor dicho ¡¿Qué rayos espera para hablar?!

─¡Uff!... joder, eso estuvo intenso. Ni más corro de esta manera ─Soltó de la nada mientras se reposaba en sus rodillas para reincorporandose. ─Siento que por poco y muero de asfixia.

─Disculpa... ─Habló Jimin para hacerse notar, ya que al parecer el contrario no se daba cuenta de su existencia ─ ¿A quien buscas y porque estas con tanta prisa? Parece que hubieras sido perseguido por una manada de perros.

La idea se le hizo algo graciosa y por unos segundos se permitió soltar una risa. El otro chico lo escucho y sonrió.

─¿Qué? Oh... ¡ah si! ─parecía haber recuperado el aire ─Hola, ¿Eres Park Jimin, verdad?

─Si... ¿Quién pregunta?

─Soy Jeon, Jeon Jungkook, es un gusto ─Él tierno chico extendió una de sus manos, no si antes secarla en su pantalón y asegurarse que estaba limpia, para saludarlo. Jimin la aceptó dudoso pero de buena manera.

• Heart Letters © | Yoonmin 윤민 •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora