Despierto por el dulce cantar de las aves, los rayos del sol colándose por mi ventana son relajantes en esta mañana tan hermosa... Pues no, eso no pasa aquí, solo en los cuentos y películas.
Yo despierto... ¡Por el maldito despertador! ¡Ah! Tiro el despertador contra el piso y me cubro el rostro con las sábanas.
¡Lunes amado lunes! Todos amamos los lunes ¿Verdad? (Claro que no, yo al igual que todos odio los lunes por la mañana) hoy comienza la rutina de todo estudiante, es el primer día de clases luego de unas largas vacaciones de Navidad en familia... ¡Yei! Que molesto que hayan acabado las vacaciones.
Me levanto con pereza y camino arrastrando los pies en dirección a mi baño, abro el grifo de la ducha y espero a que el agua se regularice, me quito mi pijama de gatitos y peino mi cabello que parece un nido de pájaros.
Soy Mackenzie Stelee, hija de Robert Stelee y de Jackeline Stelee Higgins.
Mi padre murió cuando yo tenía quince años, el cáncer ganó la batalla, después de tantos medicamentos y quimioterapias, no pudimos hacer nada para salvar a mi padre... Él era un famoso empresario muy conocido en la industria de la tecnología, era dueño de las tres empresas más grandes del país y dos fuera de él.
Mi madre tiene su propia cadena de hoteles, una muy conocida, dentro y fuera del país.
Tengo tres hermanos, el primero es Jayden, el es hijo del primer matrimonio de mi padre, su madre murió cuando el tenía seis, y desde ese entonces vivió con nosotros.
Mi padre y mi madre se conocieron en la universidad, pero por razones del destino lo suyo no duró mucho, luego de unos cuantos años, se reencontraron y al parecer esa chispa que sintieron en la universidad aún existía, de allí nací yo.
Jayden es solo tres años mayor que yo, mi madre lo crío como su hijo, lo lleno de amor, le dió todo lo que un niño a esa edad necesitaba y el lo agradeció, ya que el día de hoy le dice madre a mi madre.
Luego está Alan, el es menor que yo por tres años también, es digamos que, la copia exacta de mi padre cuando era joven... O eso dice mamá.
Por último tenemos a Halley, la niña reencarnación del diablo de diez años, es una bruja demoníaca sin control.
Yo soy Mackenzie Stelee, rubia, mis ojos son de un tono azul verdoso al igual que los de mi abuela, mi piel es blanca, creo que podría llegar a ser un vampiro de lo blanca que soy... Pero nah.
Salgo diez minutos después del baño, me visto simple, mis jeans negros rasgados, mi blusa a cuadros rojos y mis amadas converse blancas, me maquillo un poco para ocultar mi cara de zombie y ya, peino mi cabello y lo recojo en una coleta alta dejando solo algunos mechones sueltos, tomo mi mochila, las llaves de casa y salgo de mi habitación para ir a desayunar.
-¡Buenos días!-digo entrando a la cocina, miro a Halley quien ríe por lo bajo, yo la fulminó con la mirada y ella bufa y se concentra en terminar su desayuno.
-Hola cariño-dice mi madre al verme-Martha sirve le el desayuno a Mackenzie-tomo asiento alado de mi madre-¿Te postularas para capitana de las animadoras este año?
-Pues si, ya lo sabías, te lo dije hace unas semanas atras-Martha me sirve mi desayuno y tras un suave "Gracias" comienzo a comer en silencio.
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Aparco frente al instituto y miro al adolescente amargado a mi lado, este retira los audífonos de sus oídos y me mira con una media sonrisa yo se la devuelvo.
-Suerte hoy-miro a Alan y puedo ver a mi padre reflejado en sus ojos tan parecidos... A veces es una tortura que se parezca tanto a papá.
-Igual para ti-asiente, tomo su mochila y baja del auto para dirigirse a la entrada.

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Soñar Contigo
Dla nastolatkówMackenzie Stelee. El amor vuelve locas a las personas... Y una chica enamorada puede cometer locuras... Bueno, una de ellas mató a Mason... El chico que fue mi novio desde los trece... La heladería, un tropiezo y una falda manchada de helado de choc...