El principio del caos.

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Era un día como cualquier otro en el planeta que llamamos tierra, en la base de cierto alienígena se estaba llevando a cabo una hogareña escena.

Dos robots, Minialce y Gir, se encontraban destruyendo la base mientras que Dib, el humano iba persiguiendo a Zim para evitar que siguiera empacando.

- ¡Ya escuchaste a la computadora de Zim! Si la armada viene a la tierra, Zim no va a quedarse- En Una maleta iba metiendo sus uniformes, armas y golosinas para el viaje- El Dib ira conmigo claro.

- ¡No podemos dejar que destruyan la tierra Zim! - Aunque Dib sabía que era casi imposible trataba de que Zim entrara en razón.

-Te conseguiré otro planeta Dib-cosa- Zim se quito su magnifico disfraz de humano dejando al descubierto sus ojos carmín y sus antenas- ¡Gir! ¡Minialce! Es hora de irnos de este planeta.

- ¡Al fin! - Grito Gir corriendo por todo el lugar.

-Nya- Minialce fue por la nave de su amo para que pudieran abandonar el próximo planeta extinto por la armada irken.

- ¡No hay tiempo que perder Dib-cosa! ¡Sube a la nave de Zim! - Dib solo se cruzo de brazos- ¿Dib-cosa?

-No subiré a tu nave Zim, no podemos dejar que destruyan la tierra- Así que Dib hizo lo que considero mas maduro de su parte, sentarse en el cómodo sillón y encender la tele.

- ¡Mi programa favorito! - Gir corrió a sentarse al lado de Dib.

-Nya- Minialce se unió a la escena.

- ¡No podemos quedarnos a ver la televisión! La base será destruida de todos modos ¡Vámonos! - Ordeno, pero ninguno de los tres le hizo caso- ¿Por qué no obedecen? ¡Yo soy Zim! - Ahora lo estaban ignorando. Sus antenas se bajaron en señal de tristeza- ¿No quieres venir con Zim, Dib?

Dib solo apretó con fuerza el control, sabia que el irken lo estaba manipulando.

- ¡Dejare tu cosa en abstinencia si no vienes! – Amenazo.

- ¡No me amenaces así! - Dib le lanzo el control con enojo- No puedo dejar que destruyan la tierra.

-Ya dije que te conseguiré otro planeta- Zim no estaba de humor para soportar al Dib.

- ¡Ese no es el punto! - Le grito Dib.

- ¡No estamos hablando de puntos! – Y la amorosa escena se vio interrumpida por la voz de la antipática computadora.

-No quiero interrumpir su charla, pero hay una transmisión entrante de la Inmensa – Dijo la computadora con tono aburrido.

-Zim te dijo que rechazaras todas las transmisiones- Zim no podía creer que ya nadie en esa base lo respetara, en su nueva y mejorada base corregiría eso.

-Viene con una amenaza: Si no contestas destruiremos a tu Minialce- Las antenas de Zim saltaron por el miedo.

- ¡Acepta la transmisión! – En la gran pantalla de la sala de Zim aparecieron los mas altos, Dib se puso un poco nervioso al verlos, ahora sabía que los más altos eran... ¿Cómo los llamo Zim? Sus unidades paternas, Dib no esperaba conocer así por fin a los padres de su novio.

Cuando estaban a punto de destruir el planeta.

- ¡Hasta que contestas Smeet defectuoso! – Grito Rojo con las manos a la cintura- Mas te vale venir ahora mismo.

- ¡Zim no quiere ir! Mis mas altos- Sentencio el Irken, pero con las antenas aun en posición de miedo.

- ¡Mi smeet! Estaba tan preocupado- Pur mostraba unas lágrimas.

-Pero si ustedes me mandaron a este horrible planeta- Dijo Zim con enojo- Sin ofender- Miro a Dib.

-No me ofende- Mientras no dejara que destruyeran su planeta a Dib le daba igual como Zim lo llamara.

- ¡Fue para protegerte! ¡No queremos que te vuelvas a lastimar como en la Ruina inevitable parte uno! - Dijo rojo mirándolo casi con pena.

-Mis más altos, pero Zim fue el que casi destruye nuestro planeta natal...- El irken que se atrevió a decir aquello recibió las miradas fúricas de los más altos.

- ¡Desconecten su PAK! - El pobre Irken fue apresado y sacado de la transmisión, Dib solo miro con cierto temor la escena.

- ¡Ya no soy un olor unidades paternas! – Exclamo el maduro alíen, pensó Dib- Además de que rompieron el Squeedly-Spooch de Zim cuando dijeron que la misión era falsa - Zim dejo que sus antenas se bajaran.

- Podemos conquistar ahora el planeta- Ofreció Pur apenado por la expresión de Zim.

- ¿Podemos? - Los ojos de Zim se iluminaron.

- ¡Zim! - Dib le regaño, pero no podía evitar pensar que era una muy tierna expresión, si tan solo se la hiciera en las noches mientras hacían...

No pudo terminar su pensamiento cuando recibió las miradas de los mas altos.

- ¿Qué hace esa cosa cabezona en tu base? – Dib iba a reclamar por el cabezón, estaba de más, pero Zim se adelantó.

-El Dib ya no es mi enemigo, ahora es mi novio, invasor de mi - Si las miradas mataran Dib estaba casi seguro de que ya estaría sepultado.

La mirada que recibió solo podía describirse como asesina con un claro mensaje:

¡Aléjate de nuestro Smeet!

The Dinner of DoomWhere stories live. Discover now