Tomé mi celular y llamé al número. El interminable sonido de la espera, me sacaba la poca paciencia que me quedaba. Unos pocos pitidos sonaron hasta que Ezreal me atendió.
- Si? - respondió una voz masculina pero dulce al mismo tiempo.
- Ezreal!!
- Paloma. Que paso?
- Perdón, perdón, perdón. Fue mi culpa, todo, y lo sé.
- Que? P-pero... no, n-no entiendo... - dijo confundido.
- Sí, mi culpa. La escuela... los profesores... la pelea... el castigo. Todo, perdón.
- Que? Tu culpa? Nooo! Todo fue mi culpa, yo hice esto, y no me arrepiento, de verdad. Nunca dejaria que alguien te insulte o te pegue, nunca. Paloma, no te sientas culpable de nada, por favor... por mi. Ya hablamos de esto.
- Bueno, esta bien - respondi con el corazón saliendo de mi cuerpo. Mi pecho retumbaba fuerte. Era tan lindo...
- Ya está todo bien? - preguntó. - Tengo que irme. Mi mama... pf. Es cansador, luego te explico.
- Bueno, pero antes de que te vayas quiero preguntarte algo. ¿Qué te dijo la directora despues de todo?
- Eso no importa ahora, solo importa que estes bien. Ya me voy pequeñita, nos vemos si?
- Si... T-te quiero... te amo. - dije dandome cuenta que Ezreal ya habia colgado el telefono.
Que? Justo cuando le iba a demostrar mi amor, el cuelga. No podia creer lo que me habia pasado. De todos modos lo iba a saber. Lo quería y lo amaba, ya lo habia aceptado.
Deje mi cuerpo caer sobre la cama y me dormí en un sueño muy profundo. Mis padres no estaban, no tenia nada que hacer.
Soñe con islas y castillos, ciudades raras donde nadie parecia cuerdo, historias sin fin... e infinidades de cosas. ¿Cómo tanta imaginacion puede entrar en unas horas? Sólo en mis sueños podian ocurrir cosas así, al igual que con Ezreal... Un fuerte sonido me desperto. Abri mis ojos lentamente, todo estaba helado. Me levanté y sentí el frío del suelo recorrer todo mi cuerpo. Bajé las escaleras, y busque de donde venia el sonido. Otra vez sonó. Era la puerta, alguien estaba afuera. Miré por la ventana para ver quien era. Él estaba alli parado al frente de la puerta, con sus mejillas rojizas del frio y sus guantes negros. Caminé nerviosamente hasta la puerta y abrí.
- Ezreal! Pasa, pasa. Te estas congelando! - dije.
Nos saludamos con un beso en la mejilla.
- Sientate, ponte comodo... ¿C-como encontraste mi casa? ¿Quien te dijo?
- Vamos!! Vamos, ahora, lejos, los dos, solos... vamos! - dijo mientras me tomaba de la mano y buscaba unas llaves.
- ¿A donde? ¿Cómo? ¿En qué? P-pero...
- Nadie se va a enterar. Confia en mi. Vamos. - dijo mientras me sonreia, sabía que eso me encantaba.
Tomé mi campera y dudando un poco lo segui. Sabia que estaba mal lo que estaba haciendo, pero quería experimentar. Nunca antes me habia escapado. Nunca antes me habia gustado un chico asi. Salimos de mi casa y nos dirijimos a un auto. Él saco las llaves y encendio el auto.
- Subes? - dijo.
Me subí despacio, con miedo. Era un auto descapotable, antiguo, hermoso. Ezreal puso música y empezamos a hablar.
- Y... alguna vez tuviste una novia? - pregunte como una estúpida.
- Si, pocas. Pero... sabes? No duraba mucho nuestra relacion. No las amaba encerio. No sentia mucho por ellas. Yo pienso que si vas a dar todo el amor que tienes a alguna persona, con esa te quedas el resto de tu vida.
- Y si yo te estoy dando todo mi amor? - pregunte al fin y con tantas ganas.
El silencio permanecio un tiempo larguisimo en nuestros oidos, hasta que decidi subirle a la música para alivianar un poco el momento. Creo que fueron los minutos mas eternos de mi vida. En ese momento mi corazon ni mi mente respondian. Por fin le dije lo que sentia, y no hubo respuesta.
Llegamos a un lugar hermoso, donde paró el auto y allí nos quedamos. Era una especie de mirador, donde se podia ver toda la ciudad. Se podían observar las pequeñas luces amarillas de las casas. Parecían luciernagas. Miré para arriba. El cielo estaba teñido de un color rosado con violeta. Un tenue aroma a naturaleza flotaba por el lugar y una pequeña brisa me agitó el cabello suavemente. Yo estaba perdida en la hermosa ciudad. La musica seguia sonando. Me tranquilizaba.
- ¿Te gusta verdad? - pregunto Ezreal.
- Si, es hermoso. Y a ti, te gusta?
- Sólo me gustas tu. - dijo acercandose a mi.
Acarició mi mejilla con su mano, mientras se acercaba cada vez más. Miraba sus ojos, sus labios, su rostro... me volvia loca. Mirandome con sus perlas verdes, acercó su rostro al mio y me besó. Sentía mis labios rozar con los suyos. Tenian un sabor especial, perfecto. Eran carnosos y completamente suaves. Podía sentir como su mano se hundia en mi rostro. Sus latidos eran tan fuertes que los podia sentir con mi propia mano. Era el paraiso, la música se intensificaba cada vez más, sin que nadie hiciera nada. Unos minutos despues, sus labios se apartaron de los mios.
- Y si me estas dando todo tu amor, me quedaré el resto de mi vida contigo Paloma. - dijo mientras una pequeña lagrima se escapaba de su ojo.
