Anduvimos toda la tarde y parte de la noche al llegar a ese lado del bosque. Desde que entramos en el bosque, Izula marcaba, con su magia, una raya los árboles para no perdemos por ese lugar tan desconocido para nosotras. Una técnica que fue muy efectiva en la misión anterior.
─¿Shana?
─¿Sí, Sarys?
─Aparte de las plumas de alfeli, ¿qué otros ingredientes tenemos que buscar?
─Espera que te lo mire...─sacó el papelito de su bolsillo y lo miró con detenimiento. También las demás la miró expectantes─. Tenemos que buscar: un poco de resina de cualquier árbol y agua purificada, que está en la gruta...
─¿Pero el agua purificada no está en la tienda?
─Eweleïn ya te ha respondido a esa pregunta. ─Shana me enseñó el papel por primera vez y vi que al margen de agua purificada ponía "hay que cogerla al instante, la de varios días no vale".
«Genial y creía que nunca iba a pisar ese lugar, aunque al final recupere ese don perdido. Espero que no haya ningún acertijo», me dije, suspiré y vi el último ingrediente que es la savia de cualquier árbol de hoja perenne que se encuentra en el bosque a donde vamos a ir en este momento.─Ya hemos llegado. ─anunció Heath, mientras vimos a varias parejas de afelis emparejándose.
─¡Es maravilloso! ─susurró Phi a nosotras, pero sin fijar la mirada en las asombrosas aves─. Estará ahí el familiar de nuestro jefe
─Él estará ahí. Son su especie, ¿no? ─les dije.
Fue hermoso contemplar a esas hermosas criaturas. Nos quedamos estáticas al observar que las plumas de los alfelis brillaban al brillo de la luna, hasta que la voz de Eweleïn nos alertó detrás de nosotras─. Es hermoso, ¿verdad?Todas nos sobresaltamos y miramos a donde estaba la elfa.
─¡Por la piel del Beriflor, Eweleïn! ¡Qué susto nos has dado! ─exclamó Straxia, con una mano en su pecho, mientras que las demás (incluida yo) asentimos que estamos de acuerdo con que había dicho la guardiana de Obsidiana.
─Perdonad, chicas, no fue intención asustaros. ─Eweleïn sonrió con una cálida sonrisa y prosiguió─: Bueno, creo que tenemos que descansar. Mañana será un día muy intenso. De camino para acá, he visto un sitio para acampar esta noche.
─Tienes razón, Eweleîn─ concordó Izula mirando a las demás y, a su vez, nosotras asentimos.
Nos alejamos del lugar y anduvimos unos metros para acampar en un gran claro y al lado había un pequeño arroyo.Antes de irnos a dormir, decidimos los turnos para proteger el lugar y para que todas tuviéramos un descanso apacible; pero no hizo falta, porque Eweleïn se hizo voluntaria de hacer la primera ronda. Sin embargo que acordamos que la primera que se levante será siguiente. Así sucesivamente hasta el alba.
Todas nos acomodamos para dormir.
Dormí un par de horas hasta que un calor abrasador recorrió todo mi cuerpo. Me desperté, con el corazón acelerado a mil por hora y, acto seguido, me senté, abruptamente, en la cama improvisada de hojas que hice unas horas atrás. Todavía era de noche, pero faltaba poco para el amanecer. Miré a mi alrededor y vi que todas estaban dormidas, aunque no he visto a Eweleïn por ningún lado.
«¿Dónde habrá ido?», pensé, mientras me tocaba el rostro que la tenia caliente. Entonces vi el riachuelo, me levanté y me dirigí al riachuelo. Al llegar a la corriente, vi luciérnagas de colores, que según el maestro Kappa, -cuando hice mi primera misión para la Guardia de Eel en llevar al pequeño Elliot al pueblo Kappa-, me dijo así: "─Esas luciérnagas son los refugiados de Eldarya, que fueron desterrados y olvidados de sus tierras...", mientras evocaba ese recuerdo, bebí con ansias y me di agua por la cara a la vez, hasta que vi por un momento que solo mi brazo estaba desapareciendo, pero luego volvió a su forma original.
─¡Wow! ─exclamé en voz baja y, al mismo tiempo, miré desconcertada por lo que ha ocurrido hace un instante, aunque en el fondo de mí sabía lo que era.
─Veo que los efectos de la poción empiezan a manifestarse... ─Alguien susurró detrás de mí que solo yo podía escuchar, mientras que di un ligero respingo. Volví la cabeza hacia atrás y miré quién era.
Eweleïn.
Suspiré aliviada y relaje mis facciones.
─Perdón, Sarys. Tengo que sanar este vicio de asustar a la gente. ─Ambas sonreímos.
─¿Dónde has estado que cuándo me desperté no te he visto? ─le pregunté con curiosidad, mientras ella buscaba algo en su bolso.
─Como no tenía sueño y vosotras estabais durmiendo, aproveche para encontrar la resina que estaba muy cerca de aquí.
Asentí.
En ese momento, Eweleïn sacó una pequeña botellita y me la entregó─: Toma esto, Sarys. Con una gota de esta infusión de té de hierba limón, miel y otros elementos podrá disminuir tu malestar, pero no lo otro que ha ocurrido hace un rato ─bebí una gota, como me aconsejo Eweleïn, y sentí mucho mejor que hace un momento
─No dijiste que tenía cinco días de margen.
—Eso creía, pero creo que algo o alguien ha potenciado tu malestar...
—¿Malestar?
—Sarys, ¿por qué no nos has dicho que estabas enferma?
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Mi pequeño accidente
RandomEsta historia es la continuación de un juego de rol que hicimos todas las alquimistas en un juego del vergel de Mandrágoras de la Guardia Absenta (Vergel Vivo). Sarys estaba concentrada en una poción en la sala de alquimia, hasta que perdió la conce...