Parte VI: Caminos separados

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Antes de entrar en la gruta, Izula nos dio unos localizadores por si alguna guardiana se aleja del grupo por algún motivo, ya que en estos sitios nos puede pasar de todo. Todas aceptamos con agradecimiento los localizadores de Izula. Miré con atención el localizador que nos dio la hechicera Izula y pude fijarme que era más avanzado que el de la primera misión en el que lo vi por primera vez cuando Izula se lo dio a Hels.

A continuación, el localizador me lo guarde en mi bolsillo de mi pantalón y entramos en la cueva. Gracias al oráculo que estaba vez sin acertijo, pero nos llevamos una sorpresa a las personas que hemos entrado en esa cueva y es que ha cambiado su forma. Las estalactitas que colgaban del techo ya no eran de colores, sino de color blanco y el suelo no era dorado sino gris.

—¿Qué diablos ha pasado aquí? No era así como lo recuerdo.

—Recuerda Heath lo que nos dijo Eweleïn antes que nosotras entramos en la cueva.—le recordó Elsha, mientras miraba a su alrededor.

—Ella dijo que la cueva es mágica y cambia a placer desde que resolvimos el acertijo. —concluyó Izula, pero luego me miró y dijo—: Bueno lo resolvió Sarys...

De pronto bajo mis pies, apareció un agujero que antes no estaba y caí por él.

Grité.

—¡Sarys!

Visto y no visto, el agujero que se formó bajo mis pies, volvió a ser tierra. Mientras que yo me deslizaba por un invisible tobogán hasta que aterrice de nalgas en el frío suelo.

—¡Ouch, qué daño! —Me levanté y me toque el área dolorida. Después, miré a mi alrededor, estaba totalmente a oscuras y ni idea donde estaba, pero si intuía que había caído en una zona antigua, húmeda y subterránea de la cueva. En la que nadie no había entrado en mucho tiempo.

—¿Sarys, me escuchas?

—¿Sarys?

Varias voces decían mi nombre que procedían de uno de mis bolsillos en donde tenía el localizador. Lo saque de mi bolsillo y me lo lleve a la boca. «Espero que funcione»

—¿Chicas, estáis ahí?

Al otro lado de la comunicación, oí suspiros de alivio de mis compañeras. «Qué curioso este localizador actúa como si fuera un transmisor. ¿Qué funciones tendrá guardado este artilugio que creado Izula?

—Sarys, ¿estás bien? —preguntó Shana y en su voz se notaba preocupación.

—Sí, sí, estoy bien...—«aunque el dolor de pompis no me lo quita nadie», esto último lo dije para mí misma y proseguí—:, pero no sé donde he caído porque no se ve nada. Sin embargo, intuyó que es una caverna subterránea muy antigua...

—Sarys, utiliza el localizador que también actúa como linterna.

—¿El localizador?

—Sí, el localizador que puede convertir en una bola de energía y podrás ver el camino, aunque la función de comunicarnos no será posible, ya que no el localizador no puede mantener dos funciones a la vez. Tírala al aire y se convertirá.

—Gracias, Izula. Cuidaos mucho...

—Tú también, Sarys...

La comunicación se cortó, cuando lancé hacía arriba el localizador, como me indicó Izula en la conversación de hace unos segundos.

Al instante, el localizador se convirtió en una bola de energía azulada.
Por fin se podía ver el camino.

Había mucha humedad en el ambiente y el agua deslizaba por las paredes rocosas haciendo surcos en la piedra.

—¡Vamos allá!

Anduve por un largo pasadizo hasta que el camino se bifurco en dos túneles.

—Vamos a ver por donde tiro... ¿por la izquierda o por la derecha?

Al cabo de unos segundos de meditar, decidí cual camino escoger.

—Iré por la derecha...

—Yo no iría por ahí.

—¿Quién ha hablado?

—Soy Floppy, Sarys.

«¿Floppy, el familiar de Valkyon?, ¿qué hace ella aquí?», me pregunté, mientras evocaba la imagen de la musarosa en mi mente. La forma de un roedor, con pelaje blanco y con cola en modo de flor.

—¿Dónde estás, Floppy? ¿Qué no te veo?

—Estoy detrás de ti...

Di unos pasos hacia atrás y me tope con una silueta peluda. Me giré y me encontré con ella. Es más grande que yo.

—Hola, Floppy. Que grande estás... —dije, ya que es lo primero que se me ha ocurrido.

—Hola, Sarys. Pues yo te veo muy "enana" de la última vez que te vi. ¿Qué te ha pasado?

«Enana. Vaya, otro mote a la lista en relación a mi aspecto actual», me dije y puse los ojos en blanco.

—Bueno sí, es que vengo en tamaño portátil...

—Mulán. Esa frase es de Mulán.

—¿Cómo sabes que esa frase era de Mulán? —pregunté, sorprendida.

—Porque te escuché contar esa historia a los niños del refugio.

«Un momento, ahora que me estoy dando cuenta, ¿estoy hablando con un familiar? ¿Desde cuándo lo hacía? ¿Me estoy volviendo loca o son los efectos de la poción me ha hecho delirar?»

Como si me leyera la mente, Floppy me respondió—: No te estás volviendo loca, es que estás desarrollando nuevos poderes y uno de ellos es el de hablar con los familiares.

—¡Oh...! —exclamé con sorpresa ante la mención de nuevos poderes. Aunque ya podía haber venido antes para tratar al Quiromagno o al Fenrisulfr. Sin embargo, no sé si serviría para estos dos familiares que estaban manipulados—. ¿Y los otros lo tendré que averiguarlo? —pregunté en voz alta sin darme cuenta.

—Exactamente...

—¿Por qué no se puede ir por la derecha? —le pregunté con curiosidad, mientras nos pusimos en marcha hacia el túnel de la izquierda.

—Porque en ese lado habita todo ser horripilante, desde ratas muy grandes hasta salamandras de fuego. Es un sitio peligroso que se me pone los pelos como escarpias de solo de pensarlo.

—Ja, ja, está bien. Y el que nos dirigimos, ¿qué hay?

—La fuente de la purificación es el lugar más mágico de esta cueva. Hace siglos, los antiguos eldaryanos se purificaban sus almas tras una cruel batalla. Es lo que sé de esa fuente.

—¿Cómo sabe estas cosas, Floppy?

—Porque me lo dijo un amigo que vive por aquí...

—Esto no lo sabe Valkyon de que vienes por aquí sola, ¿verdad, pillina? — Sabía que Valkyon protegía mucho a su familiar y si no la veía preguntaba a cada miembro de la guardia por el paradero de Floppy o la buscaba por todo el cuartel general hasta que al final la encontraba.

—No lo sabe y no quiero que lo sepa. Me prometes que me guardaras el secreto.

—Mis labios están sellados y como amiga de los familiares que soy lo prometo. —Alcé la mano hacia arriba en señal de promesa. 

Mi pequeño accidenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora