8. Un Padre Ejemplar.

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-Ya no llores, Pepper. Por favor...

-Lo siento, papá...lo siento tanto...

-No sé cómo pudiste pensar que te juzgaría por algo así- dijo Graham acariciándole la mejilla mientras la joven retenía la mano contra su hombro.

-No quería que esto pasara, lo juro...- insistía.

-Pero pasó- respondió su padre- Y si piensas que es una tragedia déjame decirte que no lo es- y tras hacer una pausa para sonreír, añadió- Lo solucionaremos, ya verás.

-¿En...en serio, papá?

Graham abandonó su sitio y tomó asiento a su lado, abrazándola. Ella se dejó confortar.

-Ahora dime, ¿has pensado qué hacer?

-Quiero...- balbuceó viéndolo de soslayo, casi temerosa de las palabras que pronunciaría- quiero tenerlo, papá.

Graham volvió a abrazarla, esta vez con satisfacción.

-Muy bien, hija. Así será entonces.

-¡Papá!- exclamó conmovida, buscando refugio entre sus brazos.

Graham le dio algunos momentos para reponerse antes de dejar salir aquel interrogante que la joven no había revelado aún.

-¿Puedo preguntar quién es el padre?

Pepper guardó silencio, estremeciéndose.

-¿Lo conozco, hija?

La joven negó con la cabeza.

-¿Se lo has dicho?

Volvió a negar.

-Tiene derecho a saberlo- dijo su padre.

-No le importaría...además, es mi culpa- respondió con pesadumbre.

-Rara vez un embarazo tiene un solo responsable- reflexionó Graham.

-Lo sé pero...se supone que esto no debía pasar. Hicimos todo para que no ocurriese...

-Los hijos no siempre llegan cuando los deseamos, Pepper. Pero eso no es excusa para desentenderse de ellos.

-Él no podría ofrecerle nada...aunque quisiera...

-Sé que es difícil para un joven de tu edad. Nadie tiene la vida resuelta a los 20 años. Pero debes saber que tienen mi apoyo personal y material para todo lo que haga falta.

-Papá...- dijo y su voz adquirió un matiz desesperado- el problema no es la edad. El problema es que...es casado.

-Ya veo...- respondió Graham soltando un suspiro resignado.

-A él...a él no le interesa tener un bebé y siento que...que lo traicionaría dejando que esto salga a la luz. Yo no quiero perjudicarlo...

-El responsable de ser casado es él, no tú. Si su matrimonio se arruina será porque él lo decidió.

-Pero es que él nunca me ocultó nada. Siempre supe cómo sería nuestra relación. Jamás me prometió dejar a su esposa, jamás me insinuó que tendríamos...más de lo que teníamos. No quiero arruinar su familia para darle un niño que no desea.

-Comprendo...aún así, ¿te gustaría que hablase con él?

-No, papá. Hemos terminado. Es mejor así.

Graham la observó unos instantes. Una mezcla de pena y satisfacción parecía mezclarse en su mirada de padre.

-No creo que sea la mejor decisión pero no voy a interponerme- sentenció sin deseos de presionarla.

-Gracias, papá.

-¡Vamos!- dijo palmeándola cariñosamente- Ve a tu cuarto y lávate esa cara. Estás hecha un desastre. Mañana apuntaremos una cita con el médico. Verás que todo será felicidad, como cuando tú llegaste a mi vida.

La joven lo abrazó y corrió a su habitación.


A la mañana siguiente, Graham salió para encontrarse con el hombre con quien compartía todos sus asuntos desde hacía ya más tiempo del que podía recordar.

Damon lo recibió con un abrazo y aquel beso húmedo que parecía ser el mismo desde que ambos eran adolescentes. Sus rostros habían cambiado con los años, sus cabellos se adornaban de finas hebras de plata pero el amor que los unía seguía intacto.

-Lo tendrá- dijo Graham sonriente.

-Sabía que así sería- dijo y volvió a besarlo.

-¿Comprendes Graham? Tu nieto será mi hijo.

Si mirada se perdió en la lontananza y casi en trance, reflexionó.

-Un niño de nuestra sangre...¿alguna vez pensaste que lo lograríamos? 

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