🍒Día 9: Salvaje

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Día 9: Ciclo de celo / Hombres Lobo.

Advertencia: Violencia gráfica.

🎃

Si el lobo de Charles pudiera materializarse, estaría aullando de felicidad absoluta, preparado para su pareja.

Incluso sin su parte más salvaje emergiendo, Charles podía sentir la humedad calando su ropa interior. Ansioso. Excitado.

Su lobo sólo miraba fascinado, como su pareja le rompía el cuello a otro de esos horribles cazadores. El crujido, casi lo hizo gemir. Oh, esas manos.

Charles contra sus impulsos, no se abalanzó sobre Erik. No podía, mientras la amenaza insistiera en atacarlos. Esos humanos.

Tan asquerosos y miserables.

Erik pintó el bosque con su sangre. Fue maravilloso.

El rubor de Charles se intensificó, cuando vio la espalda de su pareja. Los músculos que trabajaban, la fuerza de esos hombros para desgarrar al cazador de cabellos rubios. Erik era sublime.

Sus gruñidos, provenían desde lo más profundo de su lobo. Colmillos asomados, garras empapadas. Y sus ojos rojos, mezclados en la luz de la tarde mortecina, junto con el azul original. Charles jadeó, retorciendo la hierba bajo sus manos.

Necesitaba tanto a su Erik.

Lo deseaba.

Lo quería dentro de sí.

Pero mantuvo su distancia, aguardando.

Obedecería a su compañero. Él era capaz de manejar a ese grupo, por su cuenta.

Los pequeños gritos se apagaron, mientras las gotas rojas rociaban los arboles. Ese claro apenas se veía perturbado nunca, aunque ahora los pasos brutos de las botas del enemigo manchaban lo sagrado.

Erik atrapó al líder. Olía desagradable, incluso Charles podía sentirlo desde la distancia. Miedo, ira, humanidad. Mierda.

El lobo interno de Charles, chilló.

Un chillido agudo, suplicante. En respuesta, Erik se irguió tomando al cazador por la espalda. Lo cubrió con sus brazos, venas sobresaliendo y apretó sus costillas hasta quebrarlas. Luego lo arrojó al suelo, piedras filosas y ramas se pegaron a su insoportable sudor.

Entonces Erik se impuso sobre él, sus garras arrancando la piel. Lo degolló.

Fue una herida profunda, goteó impregnando el aire de hierro.

Finalmente, Charles se puso en pie. Sus rodillas rojas, su mejilla derecha magullada por un golpe.

Se sostuvo contra el pino, de donde no se había movido en lo que parecían horas. Gimió con un ligero sollozo, hasta que su compañero dejó de mirar alrededor.

Erik corrió hacia él.

Liebe, mein leben... —Su pecho estaba caliente, por la sangre y la adrenalina.—Gott, vergib mir... Perdóname.

Sin embargo Charles sabía, que no había nada que perdonar. Sólo una estúpida discusión, sobre comida para la cena y Charles paseando sin compañía por el lado alejado del bosque.

Incluso Erik, con su sobreprotección, jamás imaginó que los cazadores siguieran a su compañero y lo atacaran. No en estos tiempos, no con acuerdos firmados.

Charles no quiere pensar en que seria de él, si no hubiera entrado en celo.

Su aroma, así como su lazo recibía la energía de su compañero. Erik nunca le hubiera encontrado tan rápido, si no lo sintiera de esa forma.

Horror Kinktober CherikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora