"Y la tierra estaba desordenada y vacía, las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas". Gén 1: 2
Suena un poco extraño citar la biblia cuando en realidad me consideró escéptico, aunque también me parce ridículo no seguir una senda espiritual o definirme agnóstico, respeto cada manera de ordenar la vida que tienen los seres humanos pero son cosas que no van conmigo, soy una tierra desordenada, soy un caos circundante que se posa sobre mi propia existencia.
En la vida me rodea la frustración, la ira, la desesperación, un vacío y tinieblas infinitas que no dejan que el juicio de la razón sea correcto. La desesperación se apodera cada vez más de mi ser, las decisiones se vuelven cada vez más incoherentes a la línea de las metas establecidas, ahí entra la ira y la rabia.
Regresó al punto de partida que tuve a la mayoría de edad, eso me desespera de manera enorme, eso lleva a mi espíritu a consumirse en los placeres hedonistas y solo pretendí ser un salto al raciocinio propio y una pérdida de la senda que quise forjar a mi favor propio.
Este primer capítulo es el camino a mi infierno, el conocimiento de mi propia ira, de mi propio insomnio, lo peor que existe en mí, mi propio caos, mis frustraciones y mis más grandes miedos.
