Ambos latinos estaban en la sala, hablando de distintas cosas, claro, hacían esto mientras el brasileño disfrutaba el delicioso sabor de los brownies hechos por el mexicano. El tricolor sólo veía con satisfacción, malicia, e incluso, con cierta lujuria, como el sudamericano estaba apunto de terminarse la docena que le había traído.
—Mexico, no creí que fueras capaz de hacer cosas tan deliciosas.
—Es uno de mis talentos ocultos carnal— dijo con orgullo.
—Ya se terminaron— suspiró con tristeza al notar que ya no le quedaban brownies.
—No te agüites Brasil, si me permites usar tu cocina, puedo hacerte más.
—¡Claro que puedes! Realmente quiero más de estos.
México sonrió, y antes de ir a la cocina, miró de reojo al más alto, observando que su estomago se había expandido un poco.
De su querido bolso, el mexicano sacó una pequeña bolsa con galletas de chispas de chocolate.
—Ten wey, también hice estas, puedes comerlas mientras yo hago más brownies.
Después de un rato, el tricolor regresó a la sala con dos platos, cada plato tenía una docena de brownies. También trajo un vaso grande, pues había hecho malteada de chocolate (con algunos ingredientes extra para que su plan funcionará más rápido)
Brasil comenzó a comerlos como si jamás hubiese comido, pues se había enamorado del delicioso sabor de aquel postre, y junto con la malteada, cielos, era como un paraíso para su paladar.
México no hacía más que disfrutar del espectáculo, admirando como cada vez más el vientre del más alto se iba expandiendo. El tricolor sonreía al pensar en que sería un gran cambio en el brasileño, pues el sudamericano (se podría decir) tenía un abdomen marcado, (bueno, apenas comenzaba a marcarse) y ahora, gracias a la comida de México, las cosas cambiarían.
La playera de Brasil comenzó a alzarse un poco debido a la expansión de su estomago. El short que usaba se veía cada vez más y más apretado (a pesar de ser de resorte)
—¿Quieres más wey?
—¡Claro!
Parecía ser que el hablante de portugués no notaba el cambio que estaba teniendo, solo estaba concentrado en el sabor de los brownies. Mientras que México disfrutaba de la situación, después de un rato salió de la casa de Brasil, ya iba a su casa, ya era bastante noche.
Si que fue cansado cocinarle a brasileño, pero pensaba en su gordis, en llegar para abrazarlo, estar con el.
Amaba tanto a USA, cada detalle, su cuerpo, su manera de ser tierno, si tenia sus defectos, pero trataba de mejorar con el tiempo.Llego a la casa, paso a su oficina dejó su bolso, fue a la habitación con su amado, se recostó con cuidado para no despertarlo, pero al parecer lo estaba esperando.
—Honey, you arrived— sonrió pero estaba con sueño.
—Perdón gordis, no te quería despertar—le da un beso en la mejilla—¿Te he dicho cuanto te amo?—lo abrazaba— Te amo demasiado, como para hacer lo imposible
—Mexico —dudaba si decirle— ¿T-Todavía te gusto?
México volteo a ver al alto, algo preocupado y confundido.
—Claro, wey, te amo demasiado, me gustas demasiado, adoro tu cuerpo—se acurrucó en el pecho de este— el que debería de preguntar, sería yo ¿Por qué te fijaste en un tercermundista como yo?
—Well, desde que fuimos colonias siempre hiciste todo para verme y jugar conmigo, a pesar de que eso significará que Spain te castigará. También hiciste todo para ayudarme cuando tuve problemas, desde guerras hasta problemas personales —empezó a acariciar la cabeza de su pareja con delicadeza— ¿Cómo no fijarme en ti? Also, tampoco puedo dejar de lado que eres hermoso.
Después de eso ambos se quedaron profundamente dormidos, mañana habría mucho trabajo por parte de México.
Al día siguiente
Dejo el desayuno listo, el estadounidense iba sentándose cuando sintió un beso en su mejilla.
—Ya me voy gordis, tengo mucho trabajo que hacer con Brasil—se dirige a la puerta— Hasta al rato, te amo.
— I love you...—veía como se cerraba aquella puerta.
El brasileño estaba buscando algo que ponerse, algo que le quedará un poco más grande, se preguntaba como ganó 5 kilos en tan poco tiempo.
De repente escuchó que tocaban a la puerta, logro encontrar una playera un poco más grande.
—Mexico!—dijo emocionado.
—Que pex Brasil, ¿Listo para probar nuevas cosas?
—Claro que sim—se hizo a un lado dando a entender al México que pase.
Era una delicia, simplemente su paladar se deleitaba con tales sabores.
—¿Otra cosita que se te ofrezca Brasil?—preguntó el tricolor—¿Quieres que te sirva otro plato de espagueti? ¿Quieres un quinto postre?
—Me gustaría ambos— respondió el brasileño mientras terminaba de comer el trozo de pastel de chocolate que le faltaba.
Antes de que el mexicano regresará a la cocina, miro como el vientre del más alto ya se había expandido. La playera del de verde se alzaba un poco y el botón de su pantalón parecía que no aguantaría por mucho.
México fue a la cocina, regresó trayendo un plato lleno de espagueti y uno que tenía brownies (cinco brownies)
Brasil no lo pensó dos veces y comenzó a comer, disfrutando realmente aquella comida que ahora podía aceptar que era su nueva adicción. Terminó con el espagueti y comenzó con los brownies. Justo iba ya con el tercer brownie cuando el botón de su pantalón no aguantó más el estirón y salió volando. Al ya no tener algo que lo contuviera, el estomago del brasileño se expandió un poco más.
México sonrió ampliamente.
Brasil se sonrojo por completo.
—Brasil, no sabía que podías ser tan lindo— dijo el mexicano en tono coqueto— Luces tan bien con kilos extra.
El brasileño se sonrojó aún más por el comentario del otro.
El tricolor tomó uno de los brownies y lo acercó a la boca del más alto.
—Y puedes ser aún más hermoso— le guiñó el ojo.
—Espera, ¿no estabas con la cerda capitalista?—preguntó curioso.
—¡No le...!—respiró hondo— No le digas cerda capitalista—trataba de mantener la calma—Y bueno eso no importa.
Si tenía que mentir con uno de sus carnales para vengar a su amado gordis, estaba dispuesto hacerlo.
Pasó el tiempo, era hora irse a su casa, pero mientras iba a su casa paso por un restaurante, escucho unas voces conocidas, no quería ser chismoso pero le llamo la atención, se asomó por el vidrio del restaurante.
Pudo contemplar que dentro de aquel restaurante estaban los que eran "amigos" de Rusia, sin necesidad de escuchar del todo la conversación se podía notar que estaba molestando al ruso por su nueva apariencia y el ushanka quería llorar, los presentes empezaron a reír, hasta que Turquía con su pie lo empujo, tirándolo al suelo.
—Cuidado, nie wstrząsaj hahaha—dijo entre risas el polaco.
Los demás igual empezaron a reír, el de ushanka se levanto con lagrimas en sus ojos, México al ver que iban a salir, rápido se escondió en un callejón.
Se empezó a sentir un poco mal por el euroasiático.Pero no era tiempo de pensar en eso, tenía que regresar a su casa, después de otro rato llego, subió a su habitación a dormir.

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A mano [CountryHumans]
FanfictionMéxico tiene un amor incondicional hacia el estadounidense. Es un amor tan grande que, harto de todas las burlas hacia su amado sobre su peso, hará que los demás se traguen sus propias palabras. Y en su aventura, encontrará a más que comparten su pe...