El canadiense yacía fuera del establecimiento, mirando la hora y dándose cuenta que, a pesar de que tuvo dificultades con su ropa (ya que sus pantalones no cerraban; el cierre no quería subir), había llegado a tiempo; menos mal que logró encontrar una playera que le quedaba bien y un abrigo que aun cerraba.
Vio un coche estacionarse, era el tricolor, pudo notar que este estuvo llorando además no veía a su hermano en ninguna parte.
—Perdón la tardanza, tuvimos unos problemas...—trataba de disimular.
—My brother ¿Dónde esta? ¿Por qué no vino?—estaba preocupado—¿Le paso algo?—miraba al mexicano, temiendo lo peor.
—No, no paso algo grave, solamente se sintió mal, pero con tal de no dejarte plantado, me dijo que viniera contigo.
El canadiense dudo lo que decía, pero si su hermano dijo que viniera el mexicano, era por algo, confiaba plenamente en su hermano y en la palabra del tricolor.
—¿Pasamos?—El latino abría la puerta de manera caballerosa.
El más alto sólo paso, sin saber lo que realmente pasaría.
Mientras tanto el de 50 estrellas seguía llorando en el cuarto.
Miraba con desprecio su cuerpo, sus muslos tan gruesos, ver su estomago tan grande y redondo le causaba cierto asco; lo tomó con fuerza lastimando un poco su piel en el proceso. Pensaba en que si no tuviera esa grasa, si no estuviera horrendo, México lo amaría aún, lo vería todavía atractivo, estaría con él.No quería pensar que su hermano sería capaz de traicionarlo, que México lo engañaría con el de hoja de maple; tantas inseguridades empezaron a surgir.
Tantos escenarios donde estos podrían hacer cosas muy intimas.《Canadá me quiere, seguramente en cuanto vio que no iba, él se negó, ¡Si!, seguramente México está solo en el Buffet》pensó, se sentó en la cama a seguir pensando en como perder esos kilos extras.
Regresando con el mexicano y el canadiense, ambos ya estaban en la mesa, la cual estaba repleta de comida que personalmente el tricolor había elegido para él y para su invitado (aunque, claro, la mayoría era para su invitado)
—¿No crees que es mucha comida, Mexique?— el bicolor soltó una pequeña risa nerviosa al ver tal cantidad de comida.
—Yo no creo que sea mucha, ademas, este lugar sirve muy buena comida, ya verás que con tan delicioso sabor serás capaz de terminártelo todo— le respondió mientras él mismo agarraba un poco de comida (para que no se viera tan sospechoso)
—Ok, I guess I have to belive you.
Ambos comenzaron a comer; el tricolor daba bocados muy pequeños y miraba de vez en cuando de reojo al canadiense, quien en primera instancia comía de poco en poco, pero, después parecía ir comiendo porciones más grandes cada vez.
El bicolor tomaba de todo un poco, desde la sopa hasta las piezas de pan, pasando por los distintos tipos de ensalada y los pocos cortes de carne que habían podido conseguir.
Mientras más comía, su vientre se expandía más, y él ni siquiera lo notaba. El mexicano no hacía nada más que disfrutar como toda aquella comida (en su mayoría altamente calorica), era ingerida por su compañero; el plan parecía ser más fácil cada vez.
Paso una hora, quizá una hora y media, ninguno notó el tiempo, pues Canadá parecía estar en un trance al disfrutar de toda esa comida, mientras que México solo observaba al otro (incluso asomándose un poco mas de la cuenta para ver el progreso del canadiense)
Finalmente la comida se terminó, el de hoja de maple estaba al límite, su pantalón no resistió más, su pantalón se rasgo de los muslos; más rojo no podía estar el canadiense en aquel momento.
—Mira que tenemos aquí~—el mexicano se acercaba —Te ves tan bien con esos kilos extra, ¿lo sabías? Diría que hasta te vez miles de veces mejor así— su mirada era coqueta.
El contrario se empezó a sonrojar aun más, tener tan cerca al tricolor y que ahora le estuviera diciendo ese tipo de comentarios; pero ese mexicano esposo de su hermano, no debía de dejarse llevar por el momento.
Por su parte, al mexicano de repente se le hizo atractivo el canadiense, verlo así, con sus mejillas sonrojadas y el pantalón rasgado, con esos kilos extra y estando apenado de la situación; en sus propias mejillas un leve tono carmesí apareció.
—Mexique, esto no está bien, t-tú estás con mi hermano en una relación—trataba de alejarse.
—Pero en serio te ves atractivo así, te ves más...más—empezaba acariciar los muslos del más alto de forma involuntaria.
—Non! Mexique, tout de suite! No te entiendo, primero te comportaste muy raro el día que fui a visitar a USA, luego me invitas a tu casa a comer y ahora soy atractivo para ti, je ne te comprend pas...
—Tampoco tu hermano me comprende, no valora lo que hago por él, pero esta vez, voy a pensar en mi bienestar.
—¿Te acabas de escuchar? ¿Qué sucede contigo, Mexique?—empezó a regañar al de emblema de águila.
Ambos comenzaron una especie de discusión, cosa que fastidiaba al mexicano. Fue tanto el fastidio del tricolor que por impulso, y para que se callara el más alto, lo beso en la boca.
El de hoja de maple al principio quería hacerlo a un lado, pero ese beso le gusto de alguna forma.
Se separaron, estaban en silencio, ahora tenían un revoltijo con sus sentimientos.
Salieron del buffet (claro, destacando que cuando se pusieron de pie el botón del pantalón del canadiense se rompió, provocando que se sintiera aún peor).
Al salir, el mexicano se quitó la sudadera que traía puesta.
—Te presto mi sudadera para que te cubras tus piernas.
—Merci—se amarraba esta en su cadera, mañana iria a comprar ropa.
—Canadá, nos vemos después, o al menos eso espero—subió a su coche.
—Mexique...
El mexicano arrancó y se fue, mientras que el más alto fue a su coche.
Canadá se quedo pensando, si sentía algo por aquel latino o solo fue porque hace tiempo que no besaba a alguien; después de un rato arrancó su coche y se fue a su casa.
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A mano [CountryHumans]
FanfictionMéxico tiene un amor incondicional hacia el estadounidense. Es un amor tan grande que, harto de todas las burlas hacia su amado sobre su peso, hará que los demás se traguen sus propias palabras. Y en su aventura, encontrará a más que comparten su pe...