Capítulo 11

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Me levante sobresaltada por una extraña pesadilla, pero me acorde  que no se trataba de un sueño sino de lo que paso ayer, entonces me vino el recuerdo y al rato ya estaba en un mar de lágrimas sin fin. Al cabo de un rato reaccione y me di cuenta que esa no era mi cama ni tampoco mi cuarto.

¡Donde demonios estaba!

La habitación era de un color crema suave, con una gran cama y una mesita de noche a cada lado. Luego tenia una cajonera en frente de la cama y encima de ella un enorme espejo donde me veía reflejada, y la verdad tenia unas pintas horribles. Me dolía mucho la cabeza y con la luz que entraba de las grandes ventanas que estaban a mi izquierdas no me ayudaban mucho.

Volví a sentir la misma sensación de anoche, miedo y mucho terror. No sabia en que casa me hallaba, ni tampoco recuerdo como llegue a ella. Lo último de que me acuerdo fue cuando me di el fuerte golpe en la cabeza y que quede inconsciente. Volvieron a aparecer los sollozos, pero esta vez por el miedo de la persona dueña de esta casa.

¡Y si era algún chico de los de ayer! O ¡Cualquier persona mal de la cabeza que me vio ahí tirada y me trajo aquí para hacerme Dios sabe qué! Hay por favor que no haya pasado nada.

Lo peor de todo es que no recuerdo lo sucedido anoche y eso me tiene aun más muerta de miedo.

De repente abren la puerta del cuarto, y yo pegó un salto por el susto, también haciendo que mi corazón latiera más rápido que antes y tiemble por el pánico. Entra a la habitación un chico atractivo, de unos diecisiete o dieciocho años. Alto, moreno, pero con el pelo rubio, con los ojos verde y musculoso.
Me sonaba un poco y no sabía si era uno de los de ayer o lo había visto antes.

-¡Por fin te has levantado! Pensaba que te ibas a quedar como la Bella Durmiente- Dijo gracioso, con una sonrisa de oreja a oreja-¿Tienes hambre?-

Yo negué con la cabeza en señal de repuesta y él lo que hizo fue sentarse en un extremo de la cama, haciendo que yo me alejase más y me posara en la otra punta.

Nos pasamos en silencio como unos cinco minutos, ninguno era capaz de hablar y menos yo que estaba aterrorizada. Aunque el chico tampoco es que tenga cara de mala gente, pero no me acuerdo si él era uno de los que formaba el grupo de ayer.

-¿Te encuentras bien? ¿Te duele algo?- preguntó interesado y yo volví a negar con la cabeza.

- ¿Q...Que paso anoche?- pregunte un poco temerosa y con la voz entre cortada. Él hizo una leve sonrisa

-¿No recuerdas?- volví a negar con la cabeza

-L...lo recuerdo todo menos... Hasta que me di el golpe en la cabeza- él asintió y posó su mirada en la cajonera que se encontraba en frente

-Pues...ayer salí a corre, como hago cada noche, y no se pero me dio por ir colina arriba, cuando normal mente voy por el paseo marítimo- e hizo una leve pausa. ¡Ahora si lo reconozco! Es aquel chico con quien me choque el primer día que decidí ir a caminar al paseo marítimo, para olvidarme de Vanesa.-Pues eso, llegue arriba y vi a un grupo de chico, acorralando te a ti y fui a socorrete, pues no te iba a dejar a merced de eso chicos. La verdad, fue fácil vencerlos, porque estaba drogados y no tenían sus cinco sentidos al cien por cien. Pero claro mientras yo les metía a aquellos drogadictos, tu te disponías a salir corriendo, pero perdiste el equilibrio, caíste y te diste en la cabeza con el bordillo de la acera y perdiendo el conocimiento. Claro esta, yo no te iba a dejar ahí tirada y decidí traerte a mi casa.- Que buena gente era este chico y valiente, y guapo y.... Vale nos vamos del tema

Esperanza de un futuro mejorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora