十六|Sakumo...

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_______'s pov

Estaba recostada en mi cama después de llegar del fiasco de cita que tuve con Tsurugi.

—Qué mierda—dije cubriendo mi cara con la almohada.

No es que esté decepcionada con que haya salido mal, me decepciono de mi misma que no tuve los ovarios para ponerle un límite a Tsurugi.

Después de darle tantas vueltas me quedé dormida, mañana es sábado y no me pienso despertar temprano.

Un golpe...

Otro golpe...

Y otro más...

¿Es que no pueden ver a un pobre acomodado?

—Cinco minutos más mamá—dije adormilada.

—Ábreme, ______—dijo alguien desde mi ventana.

—Ve a joder a otro lado—dije y cubrí mi cara con la almohada—Que fastidio.

—Exclamó la dulce princesa—Muy gracioso—Que fastidio debería decir yo, ya abre la ventana.

—Ah eres tú—me levanté con la mayoría de mi cabello en mi cara a abrirle al ojiverde.

—Hermosa como siempre-—dijo enredando aún mas mi cabello.

—Que tu mamá no te deje dormir no significa que debas interrumpir mi sueño de belleza—dije tirandome a mi camita—Sabes que puedes usar la puerta ¿no?

—Así no es divertido, además si a duras penas me abres la ventana sé que no te levantarías a abrir la puerta.

—La flojera es contagiosa y tu eres la bacteria—dije estirandome.

—Y tu nos has querido tomar antibióticos—baia baia.

—¿Ya podemos dormir?—pregunté.

—¿Aún lo preguntas?—Y después de eso seguimos durmiendo un poco, hago énfasis en el poco.

—¡Nee-san! ¡te buscan!—Raioz.

Me levanté de mi camita y tomé un cepillo para domar a la bestia que llamo cabello.

Iba a abrir la puerta pero alguien tocó antes

—Mierda... —cubrí al ojiverde con mi manta, espero que no lo note.

—Hola Emi-chan—dijo el ojiazul frente mio.

—Ah, eres tú—Dije con semblante serio.

—Si, soy yo y unas disculpas—dijo rascando su nuca—Sé que no habrá remedio para obtener tu perdón pero nunca está de más decirte que lo siento mucho.

—Ya ya, no te preocupes, no soy rencorosa solo que no se vuelva a repetir ¿si?—le sonreí.

Un ronquido...

—¿Qué fue eso?—Preguntó el mayor

—¿Un gato en el tejado?—dije nerviosa.

—¿Segura? Se escuchó mas cerca-Hmmm—¿Te importa si me quedo?

—No, para nada. Solo vamos a la sala.

—Enana, deja dormir... —y ahi es donde tiro el portazo y suelto el grito

—Ayayayayayay—lloriqueé el piso en forma de bolita-Mi deditoooo

Y pronto tuve a dos ojibonitos a mi al rededor.

—¿Estás bien?—me preguntó el ojiazul.

—Se acaba de aplastar un dedo, está perfecta—dijo el ojiverde sarcásticamente—por cierto ¿qué haces aquí?

Las Mujeres son problematicas ➳ Shikadai NaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora