veinticinco

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El cuerpo del ciervo desaparece entre sus dedos y una hermosa vela de luz lunar se abre paso entre sus brazos y luego desaparece ondeando hacia el cielo.

JungKook se había ido.

Y junto con él, se había llevado la ilusión y el amor de su corazón.

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¡Y eso es todo!

De verdad les agradezco si llegaron hasta aquí. Lo cierto es que quedé muy conforme con la forma en la que narré esta pequeña historia. Quizás no a todos les haya gustado, pero quería intentar algo nuevo.

Como sabrán, los finales tristes son como una característica de mí y bueno, éste final tuvo al menos un toque de fantasía que lo hizo ver —a mí parecer— mucho más melancólico de lo usual.

ojo carmesí ─ jikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora