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Dos patadas potentes y varios metros en línea recta. Dos patadas más y lo único que se oía en aquellas calles vacías era el sonido de las ruedas rodando sobre el pavimento y su voz mientras hablaba por teléfono. Otros dos impulsos y la briza golpeó con más fuerza sobre su rostro, lo cual le robó una enorme sonrisa de satisfacción. La noche era fría y eso le encantaba, sobre todo porque le permitía utilizar sus amadas y holgadas prendas de mangas largas que tan bien ocultaban su cuerpo y que le daban esa actitud de tipo malo que había buscado tener prácticamente desde su niñez pero que aún no lograba conseguir.

Dio dos patadas más contra el pavimento y con habilidad dobló en la esquina, teniendo que tener mayor equilibrio a causa de la velocidad que había ganado. El alcohol y la droga aún estaban rondando su cuerpo a pesar de que había dejado de tomar y fumar hacía ya varias horas, por lo que temblar y tardar un par de segundos extras para lograr estabilidad no era extraño. Estaba acostumbrado a patinar de esa manera, lo hacía siempre, pero había momentos en los que le costaba un poco más mantener el equilibrio.

-Joder, casi caigo- comentó soltando una sonrisa, divertido por la situación.

-Cuidado, Willy, que no queremos otra baja- comentó su amigo mientras carcajeaba con fuerza. Como cada noche en la que le tocaba volver solo a casa, la voz de su amigo sonaba con claridad por los cascos, causando que esta chocase directamente contra sus tímpanos -Suficiente fue con la caída de Rubius ayer.

-Tranquilo, Fargan, lo controlo- agregó para volver a patear y tomar velocidad -¿Estas con los chicos aún?

-Solo queda Alex, que se queda esta noche aquí- Willy volvió a girar en una esquina y, al encontrarse con aquella última línea recta antes de llegar a su hogar, guardó ambas manos en el bolsillo de su buzo verde -Quedó picado luego de aquella pequeña batalla que tuvieron, ¿sabes?

-Normal, si lo destrocé- rio -No sabe perder.

-¿Pero que dice?- escuchó a Alex gritar de fondo, cosa que lo hizo reír nuevamente. Pateó dos veces más y volvió a ubicar ambos pies sobre la patineta -¡Ven y dímelo en la cara, payaso!- continuó sonando más fuerte, por lo que asumió que se había acercado.

-Cuando quieras chaval, sin problema.

-Esto huele a duelo- comentó Fargan -Me gusta. Invitaré gente, suena interesante.

Willy carcajeó bajo, consciente de que las palabras del más grande de los tres no iban en broma y que pronto conseguiría una buena multitud interesada por escucharlo batallar contra Alex. Ambos habían logrado convertirse en figuras relativamente conocidas dentro del barrio y la ciudad, no sería extraño que el patio de la casa de Fargan se llenase de gente con semejante espectáculo; sabían defenderse bien y sus enfrentamientos siempre resultaban interesantes.

-Deberás leerte el diccionario completo para lograr vencerme- dijo Willy con confianza, seguro de sus capacidades.

-Te sugiero que hagas lo mismo. No des nada por ganado hasta que lo ganes, chaval.

-Oh, ya estoy moviendo mis contactos- dijo Fargan, causándole una carcajada a los tres.

A pesar de que se la pasaban la mayor parte del tiempo peleando y picándose, eran grandes amigos. No imaginaba su vida sin ellos.

-Debo dejarlos, estoy a punto de llegar- comentó Willy cuando divisó el edificio en el que vivía a la distancia -Fargan, encárgate de organizar todo, quiero patearle el trasero a Alex con una buena multitud gritando mi nombre.

Justo cuando escuchó a Alex comenzar a contestarle finalizó la llamada y se quitó los cascos para guardarlos, sabiendo que dejarlo con las palabras en la boca solo lograría incrementar la rivalidad entre ambos. Le gustaba molestarlo, por no decir que era un hobby que no se atrevía a confesar.

Terraza [Wigetta]Where stories live. Discover now