Desde el primer momento en que Park Jimin había visto a Jeon JungKook se había quedado estático ante su belleza; su complexión delgada comprimiendo un par de muslos gruesos que contrastaban a la perfección con una estrecha cintura, un par de luceros brillantes confinando miles de galaxias y labios de miel, jugosos y hechizantes entre tonos cerezas que terminaban por contornear una sonrisa que parecía iluminar hasta el más oscuro de los corazones.
Y tal vez el suyo era aquel corazón. La primera vez que lo tuvo entre sus brazos deslizó sin lograr contenerse sus colmillos en la tierna carne cubriendo su cuello y succionóde aquel manjar que se presentaba ante él, el sabor dulce impregnándose en su paladar.
Y entonces cada vez que escondía su rostro en aquel perfumado lugar la explosión de sensaciones florecía en su boca, fuegos artificiales que estallaban y se dirigían hasta su corazón; la llama bajo su pecho atosigando entre su cuerpo. ¡Pero cuan cruel era el destino que no dejaba a este par de enamorados enredarse entre loshilos de su juego y amarse hasta delirar bajo las sábanas!
Entonces, cada vez que él pasaba sus dedos entre caricias sobre aquella piel prohibida, cada vez que besaba aquellos labios húmedos y unía sus lenguas entre una danza de fuego marcada por un compás casi salvaje, cada vez que él lo observaba a su lado y le veía esbozaruna dulce sonrisa sobre su rostro; cada una de esas veces Jimin sentía como su propio corazón se embarga de una dicha etérea que se apegaba tanto a sus huesos hasta el punto de no dejarle respirar con normalidad.
Cada vez amaba con más locura a Jeon JungKook.
Sin embargo, cuando los días pasaron sin vuelta atrás y el tiempo de mes sinódico se resbaló entre sus manos para dejar paso a un nuevo anochecer, uno en el que se embargó con la más empalagosa de las sensaciones abrazando su pecho mientras su cuerpo y el de JungKook se convertían en uno sólo de la manera más sublime con la luz de una luna llena pincelada entre el lienzo oscuro que parecía ser el cielo en aquella noche bañando sus cuerpos.
Fue ese momento en el que su semilla se derramaba entre la calidez del interior del castaño y un beso puro se deslizaba por sus labios como caricias abstractas que para esos segundos no lograba definir del todo cuando Jimin recordó realmente lo que se suponía él tenía en su vida.
Ahora él sólo iba de camino hasta su hogar, con su corazón golpeteando de manera dolorosa contra su pecho, en dirección a lo que vendría siendo su vida verdadera; su puesto entre el mundo de los vampiros.
Y entonces él tenía en cuenta nuevamente a sus padres, a sus hermanos, a sus amigos, a toda la manada y las otras que igualmente conectaban con esta.
Él tenía en cuenta a su pareja y a su Hijo futuro a nacer.
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Aquella noche en la que el fuego consumió todo JungKook tan sólo se quedó en su cama, despierto durante toda la noche y observando aquella luna llena y redonda resplandeciendo en cada uno de los lugares en su habitación desolada a través de la ventana abierta a su costado.
Las cortinas danzando al ritmo de la ventisca que se escabullía entre los vidrios y terminaba topándose con su rostro, lágrimas secas helando en sus mejillas.
Al otro día todo era gris, pinceladas con tonos vacíos que teñían su corazón sin pudor,cada retazo de este regado bajo su pecho mientras las lágrimas descendían sobre sus pómulos pálidos. El atardecer pintando a lo lejos, su cuerpo acurrucado entre mantas sobre una silla en frente de la ventana, sus piernas pegadas a su torso y sus brazos envueltos a su alrededor en un intento de confortarse a sí mismo.
Los días en el calendario parecían pasar sin prisa, algunas fracciones de la luna volviéndose invisibles ante su ojo con cada noche mientras las cosquillas en su cuerpo se iban junto a ella. Cada parte de su anatomía sintiéndose cansada con cada mañana en la que no lograba registrar el sueño y las ojeras ahora adornaban su rostro agotado.
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我 MINE «JIKOOK»
Vampire➳ Nubes rojizas cubriendo su mente, dos colmillos rozando la piel sensible en su cuello mientras de sus labios brotan raíces de gemidos exorbitantes. ¿tan fácil era entregarse a él? su cuerpo anhelante se deja hacer, mientras el recuerdo de su prim...