Minseok y Lu han se conocieron de la forma más cliché del universo.
Con un Minseok que brillaba en felicidad, mientras su cuerpo se movía al son de la música que despedía un artilugio en ese colorido lugar.
Un muchacho lleno de carisma y belleza que se desplegaba en la vida de manera libre, sin frenos y espectativas, sin límites ni desdichas, alguien que se desarrollaba bajo sus propias leyes con el único fin de satisfacerse a sí mismo. Ese era Minseok.
Luego tenemos a un chico que no puede sacarle los ojos de encima, ahí en esa feria; donde los gritos de chicos y chicas, niños también, hacen de fondo mientras abordan juegos que tocan los límites de seguridad, control y gravedad. Un Lu han que está más que maravillado. El quiere un poquito de esa libertad que tiene Minseok.
Y así como guión de película un Minseok lo nota y sonríe muy feliz de tener a su merced a tan buen mozo.
Pero Minseok determina que Lu han es demasiado para él. Luce como el tipo de hombres que se aferran y pues Minseok no quiere vivir con tal carga, no le aterra el compromiso pero tampoco se le hace atractiva la idea de establecer toda una vida solo con una persona.
Exclusividad, bella rutina, le dicen y nop Minseok pasa.
Sin embargo es tanta la casualidad que viene en los días siguientes, la misma cafetería, el mismo club deportivo, con sus noches de licor y fútbol; el mismo gimnasio y estadio, y pues Minseok se pregunta si a eso se le llama destino.
Entonces deciden, después de conversaciones improvisadas, que quizá el destino merezca se le escuche una vez.
Más luego tenemos una pareja que se ama con desenfreno. Uno con mucho cuidado de no entregar demasiado, porque todo tiene un final y el otro entregando en cada beso y caricia un pedazo cada vez más grande de su corazón.
Como todo en la vida, tocan ese punto de conocer sus defectos y virtudes. Minseok cada vez está más ausente y muchas veces de la semana Lu han debe irlo a esperar fuera de discotecas y bares a altas horas de la noche. Y es un Minseok inicialmente divertido que no sabe como es que el otro siempre lo encuentra y siempre sabe donde y con quien sale.
Mientras un Lu han airado lo lleva a su casa.
Tenemos también la noche, esa noche donde Lu han nuevamente no lo deja salir. Una noche que tiene pinta de esas dónde el clima tiene sonido de truenos que anuncian un aguacero bestial, que Minseok esta tan molesto por lo límites que le pone su pareja que no lo deja pasar a la casa, en la que tiene un cuarto alquilado.
Supone, en su lógica, que Lu han no estaría bajo la lluvia. Se equivoca, cuando es la dueña de la casa quien mira por la cortina y le dice a Minseok que lo haga entrar.
Lu han ingresa y es más que obvio su anterior llanto y Minseok, con una mirada indescifrable, una que sabe a arrepentimiento quizá o a pena tal vez; lo cuida, limpia su rostro y presta ropa. Es así como Minseok decide que deben terminar, no esa noche claro. Esa noche duermen juntos, abrazados y un Lu han que quiere respirar por fin en paz.
Continuará.
Estoy así:
Weno, no es que los quiera ver separados. Pero ya tengo la trama escrita. (ahí, en un cofre de cristal *cajón)
Este chico en serio adoraba a minie
Minseok es Mindeok como personaje
Minnie
también sufre... Pero de una manera diferente, una desde la ignorancia