uwu | 50.

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EPÍLOGO.

taehyung.

Un par de lágrimas recorrieron mis mejillas. Guardé mi celular después de mandarle aquel mensaje a Jennie. Ese día salíamos de vacaciones, pero yo no fui. No soy capaz de mirarla más a la cara. Probablemente, la jornada escolar ya había acabado y Jenn acaba de leer la confesión. Otras dos lágrimas se escaparon de mis ojos. Seguro y la he cagado, debí seguir como un admirador secreto.

Me sentía ansioso y abrumado, me faltaba el aire y me dolía la cabeza. Pasé mi mano por mi cabello, despeinándolo.
Echado en mi cama, me di vuelta hacia la pared, respirando hondo. No sé cómo ha reaccionado Jennie, pero me aterra pensar que se alejará de mí. Sé que ha dicho que no se alejaría del chico, me lo ha repetido incontables veces, pero era porque se suponía que yo lo conocía y por ende yo no era él. ¿Y si mintió? Es una posibilidad, ya que yo le mentí también.

¿Aún sigo llamando su atención? Quisiera pensar que sí, pero no puedo.

Maldije en voz baja. Pensará que soy ridículo, si yo mismo le dije que era algo estúpido dejar mensajes anónimos. Quedaré como un imbécil ante sus ojos, y es lo que menos quiero. 

Tomé mi celular, vi que habían varios mensajes.
La mayoría eran de Jennie.
Volví a guardar mi celular, evitando pensar en ella.

Escuché el timbre sonar.
La desesperación invadió mi cuerpo.


—¡KIM TAEHYUNG, ÁBREME LA PUERTA!—

Era ella, estaba gritándome desde abajo. Me hice bolita, me quería ocultar, pero no sabía cómo. Ella sabía que estaba acá, y sé que no se movería hasta que yo le abra.

—KIM TAEHYUNG, SI A LA CUENTA DE TRES NO ME ABRES LA PUERTA, ENTRARÉ POR TU VENTANA.—

Al escuchar eso, me alarmé. Conozco perfectamente a Jennie, y sé que sí es capaz de hacerlo. Me alarmé y sequé mi rostro con el dorso de mi diestra.

—Uno...—

Me levanté rápidamente y me coloqué las zapatillas. Tenía la mente en blanco y no podía pensar en nada coherente en este momento.

—Dos...—

Me acerqué a la ventana de mi habitación, terminándola de abrir, asomando mi cabeza lentamente. Me sentía como un niño pequeño que iba a ser regañado por romper el florero favorito de su madre.

—Ya voy, Nini.— Hablé, conectando miradas con ella.
No podía determinar si estaba feliz, enojada, triste. Es la primera vez que no sabía cómo se sentía. Y eso me aterraba.

Me alejé de la ventana y caminé rumbo al piso de abajo. Respiraba hondo, tratando de relajar mis músculos y hacer a un lado la tensión. Conté hasta diez en mi mente. Realmente me tiene como un niño pequeño.

Tomé el picaporte de la puerta y abrí esta lentamente, encontrándome con una pequeña Jennie de brazos cruzados. Entró a mi casa y cerró la puerta detrás de ella, dejando su mochila en el piso. Caminó hacia mí, a lo que yo retrocedí y sentí mi espalda chocar con una pared. Jennie se impuso delante de mi persona y se cruzó de brazos.

—¿Cuándo pensabas decírmelo? ¿Creíste que te ibas a escapar de mí por ser vacaciones?

—Yo, ehm, bueno, Nini, no sé qué decirte...

—¿Qué esperas para besarme, idiota? ¿No se supone que eso harías cuando me dirías quién eres?

El color rojo subió a mi rostro, ¿había oído bien?
¿Me acaba de pedir que la bese?

Tomé sus mejillas, acunándolas. ¿Es que acaso no se había molestado?
Acerqué mi rostro al suyo, besando primero su frente, descendiendo por su nariz y finalmente llegando a sus labios, dando movimientos lentos, saboreándolos. Jennie tomó mis mejillas también, devolviéndome el beso.

Si estoy soñando, que nadie me despierte.

Nos separamos y juntamos nuestras frentes. Nos mirábamos fijamente, ambos acariciando el rostro contrario.

—Perdón por no decírtelo desde el inicio. No tenía la valentía. Es más, no pensaba decírtelo jamás. Estoy avergonzado, Nini. Discúlpame. Y entiendo si no te gusto, sé que somos mejores amigos y tal, realmente no quiero dejar de ser tu amigo, Jennie.— Susurré en manera de disculpa.

Ella se puso de puntitas y me robó un besito. Se puso de pie nuevamente y me sonrió.

—Fingía que me atraía V porque quería ponerte celoso, TaeTae. Empezaste a llamar mi atención desde fines del año pasado, y creí que esta era una buena oportunidad. 

Sentí mi cuello arder. ¿Cómo podía ponerme así con tan poco? Dios mío, amo muchísimo a esta mujer.

Coloqué mis manos en su cintura, apegándola más a mí. —Entonces, señorita Kim, ¿le gusto?

—Efectivamente, joven Kim. Considero que es un chico atractivo, inteligente, atento, sensual, divertido, todo. La mezcla perfecta, el tipo ideal de todas en la escuela.

Reí levemente y le sonreí también. —Entonces, señorita, ¿desearía ser mi pareja? Prometo hacerla feliz siempre, y si quiere, hacemos realidad todo lo que yo colocaba en su Tell.

—Me parece una buena idea, joven. Y por supuesto que deseo ser su pareja.

Acorté una vez más la distancia que nos separaba. Sus labios son mucho más perfectos de lo que siempre imaginé, lo que hacía fantástico esto. Jennie rodeó mi cuello con sus brazos y profundizamos el beso.

Esta chica me tiene completamente loco y enamorado.

Y yo soy feliz con eso.

uwu. { taennie }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora