Aroma a sal

265 37 1
                                    

Después de cenar se fue a su casa con una brillante sonrisa, prometió que vendría al día siguiente y me fui a dormir tranquilo, estaba seguro de que no se iría otra vez sin avisarme.

Así me la pasé la primera semana, disfrutando de su compañía, hasta comimos helados, juntos disfrutamos películas y jugamos en el sótano, llegamos a correr por la orilla del lago.

-Kazuya, hace mucho frio

-Creo que la temperatura está bajando rápidamente -nos asomamos por la ventana cuando el soltó una enorme sonrisa 

-¿Qué te causa gracia?

-¡Mira Kazuya, está nevando! -los copos de nieve caían del cielo en todo su esplendor y los dos los mirábamos por la ventana pegados al vidrio.

Los copos tocaban el agua y la convertían en hielo en aquel invierno, cuando esa historia nació hace unos 4 años, el peso de los recuerdos me atormentan, el rechinar de los dientes me lastimaban y la vista a las calles donde gritaba aún permanecen en mi mente, como si hubiese sido hoy cuando lo hice.

-Son hermosos

-Lo son -le pedí algo 

–Quédate -y habló a su casa para decir que pasaría la noche en mi casa 

–Dijo mi madre que sí, siempre y cuando mañana vayas a desayunar con ella, quiere conocerte

-Es cierto, aun no conozco a tus padres -en todo este tiempo no me había tomado la molestia de ir a saludar, por eso accedí.

Dormimos tomados de las manos y viéndonos, como aquel día en el que las clases iniciaron, me sentí muy feliz por ese momento, siempre estaría grabado en mi mente, en mis recuerdos, sería de lo más importante que tendría a cada momento y lo vería cada que algo me lo recordara, justo como toda mi vida, la película de mis recuerdos.

Los ojos que me miraban cuando me desperté era brillantes 

-¿Qué tanto me miras? -esperaba que me dijera que no lo hacía 

–Es que cuando duermes pareces muy inocente, no eres el chico de la mente retorcida, sino Kazuya el dulce -jugué con sus cabellos y como siempre, recuperamos el escándalo de la casa.

Nos levantamos con entusiasmo y corrimos a ponernos los zapatos para salir y dirigirnos a su casa, estaba más animado que de costumbre, corrimos con gran velocidad y disfrutamos la competencia, me llevó a su hogar, es diferente de una estructura, en el hay corazón.

-Buenos días, perdonen la intromisión -entré después de él y me dijo 

–Lamento que sea tan sencilla y pequeña, pero bienvenido

-¿Qué importa eso?

-¡Mamá! ¡Kazuya está aquí! -una mujer de cabello corto y hermosa sonrisa nos recibió.

-¡Ah! ¡Que guapo estas! ¡Bienvenido Miyuki-san! -le di una bolsa con algunas comidas que podrían ayudarle 

-Mucho gusto -los dos entramos y me dijo que me pusiera cómodo, un hombre salió de un cuarto y se sentó –Miyuki, veo que al fin has venido, me da gusto verte, Eijun siempre habla maravillas de ti, tanto que hasta parece jovencita enamorada

-¡Papá!

-Es la verdad -los dos se miraban y se retaban con esos gestos tan graciosos que ahora entiendo de quien los obtuvo, me senté a gusto.

Por último un hombre mayor salió 

–Abuelo...

-¿Quién es?

Como sentirteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora