Enséñame como sentirte

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Nuestra relación iba creciendo, solidificándose, de hecho, ya habíamos hecho algunos planes para casarnos, como le amaba, quería retenerlo a mi lado para siempre, habría deseado hacer cualquier cosa que me permitiera estar junto a él desde que nací, fue así aun cuando nos graduamos.

Desde aquella ocasión ya habían pasado casi dos años, estaba completamente feliz de poder pasar tanto tiempo con él, no había nada mejor que saber que era mío y que no iba a irse a ninguna parte en la que no pudiera verlo.

-Papá, ¿Qué opinas de que sea privada?

-si eso es lo que quieres, está bien, prepárate porque hoy vamos a hacer formal el compromiso

-ya estoy listo ¿y tú?

-increíblemente estoy más nervioso que tu

-no me lo vayas a arruinar

-no seas así con tu padre

Lo había perdonado por no haber cuidado de mí como se debía, sobre todo al escuchar que fue capaz de renunciar a la vida de mamá por salvar la vida de la única persona a la que amaba en ese momento.

Llegamos a la casa de los Sawamura y nos sentamos, entonces... al final de la noche, por fin me arrodillé frente a Eijun y saqué un anillo sin grabados ni piedras para él, hecho en plata.

-Sawamura Eijun ¿quieres pasar el resto de tus días sonriendo para mí? -sus lágrimas recorrieron tiernamente sus mejillas, mientras me extendía su mano y cubría sus labios con la otra 

–sí, sí quiero... waaa -soltó en un llanto infantil que nos causó gracia a todos los presentes, cuando me puse de pie, se colgó de mi cuello y me abrazó con fuerza.

Posteriormente, nos hicimos cargo de todo hasta el día en el que nos casamos, tuvimos muchas bonitas experiencias, juntos hicimos muchas cosas, disfrutamos de nuestra noche de bodas llenos de pasión, cada noche era más hermosa que la anterior porque nos amábamos demasiado.

Tomé el lugar de papá en la empresa como presidente, y él se hacía cargo de los viajes, así que ahora estaba en mi oficina, y al salir iría a recoger a mi esposo a su trabajo como profesor de matemáticas aunque de menor no se le daban, ahora él las dominaba mejor que yo.

Mi secretaria entró sin tocar 

–Ya te dije que debes tocar primero

-perdóneme señor, pero es de la escuela de su esposo

-¿Qué?

-la directora quiere hablar con usted

-pásame el teléfono y cierra la puerta

-Habla Miyuki Kazuya, dígame que se le ofrece

-su esposo se desmayó y fuimos al hospital, está bien... los doctores dicen que no hay nada de qué preocuparse pero... creo que es mejor que venga a recogerlo

-iré en seguida, dígame el nombre del hospital

-¿Está seguro de lo que está haciendo doctor?

-Completamente

Salí de la oficina y me fui a recogerlo, entonces entré al hospital y el doctor salió a recibirme 

-¿Cómo esta Eijun?

-está bien, fue a causa del estrés

-no estoy seguro, quiero que le hagan estudios minuciosos para que me digan lo que tiene

-le hemos hecho varios, aquí los tiene, todo está bien -esas palabras tranquilizaron mi alma.

Entré a la habitación y lo primero que hizo fue tratar de levantarse de la cama y decirme 

Como sentirteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora