Edad media

En las fauces de boromir

Desde el comienzo siempre supe que él era diferente, siempre me seguía con la mirada y por un momento creí que lo hacía por que yo portaba el anillo. Pero me di cuenta de que estaba siendo acosado, lo supe cuando me ofrecí a recoger leña y él decidió acompañarme, sentía su mirada seguirme. Me había dicho que quería llevarme a sus tierras para acabar la guerra en su reino con el poder del anillo, pero yo sabía que había algo más lo notaba en su hambrienta mirada. 

Por un minuto hubo un gran silencio y de un momento a otro él había aterrizado suavemente delante de mí.Y el hecho de que ya podía decir que él se alzaba sobre mí con su gran altura solo lo hizo más aterrador. Verás él es el primer humano que he conocido, gandalf me ha contado increíbles y trágicas historias sobre ellos y el resto del mundo. Según estas historias los humanos tienen muchas virtudes pero lo que destaca en ellos es la violencia y cuando la violencia se vuelve una forma común de comunicación los humanos tienden a valorar la fuerza más que nada. 

Él claramente me supera en fuerza, se abalanzó hacia mí, lo esquive varias veces pero no tenía muchas experiencia en combate como para defenderme. Sabía que si luchaba sería vencido con facilidad, trate de huir de él pero se lanzó hacia mí y me sujetó de los tobillos para proceder a suspenderme en el aire. Yo colgaba de cabeza de espaldas hacia él, logré sentir como soltaba uno de mis tobillos para proceder a bajarse los pantalones. 

Me hizo girar tan rápido que la palmada que su duro pene me dio en la cara dejaría un moretón. Me empujó hacia su pene y olí bien su aroma, poderoso, masculino y exigente. El aroma de su lujuria me hizo cosquillas en la nariz, así que envolví mis labios alrededor de su palpitante pene y disfrute el sabor salado de su pre semen en mi boca. 

Mientras tanto él tenía otra idea para mí. Levantó una pierna para que yo apoyará mi cabeza en su pierna mientras el con una mano me desvestia. Volvió agarrar mi tobillo que anteriormente había soltado y dio unos pasos hacia atrás para recargarse en un tronco, me volvió a suspender a la altura de su pene y procedí a introducirlo de nuevo en mi boca. 

Sentí como él introducía su larga lengua dentro de mí, yo estaba ido en la enorme masa de carne que estaba en mi boca y por sus testículos coronados. Realmente a quien quiero engañar he ansiado este momento desde que lo vi observarme con lujuria cuando cruzabamos las montañas nevadas. Sus incesantes lamidas me regresaron al momento, dejé de un lado su pene para decirle "siento como la sangre se va hacia mi cabeza" con una última lamida me volteo hacia arriba, él procedió a quitarse la parte de arriba de su ropa y colocó su capa en el suelo para recostarme en ella. 

Se posicionó encima de mi y con una sonrisa pícara me preguntó "¿estás listo frodo?" mientras jugueteaba con mis pezones, logré asentir con un pequeño gemido. Tomó mis piernas y las colocó encima de sus hombros para luego apretar y darme una nalgada antes de extender mis mejillas y enterrar su carnoso pene en mi interior. Solté un gemido de dolor, boromir pareció notarlo y dijo "lo siento creo que solo mi saliva no es suficiente" comenzó a sacar lentamente su pene, estire mi brazo para agarrar su mano y le dije "no lo saques puedo soportar un poco de dolor" él sonrió ante lo dicho y empezó a moverse con gentileza. 

Pronto me encontraba gimiendo de placer con cada embestida, comencé a mover mis caderas haciéndole entender que fuera más rápido, más profundo. Me sentía envuelto en una bruma de lujuria cada que boromir se movía, amaba cada segundo, mi propio pene se balanceaba al compás de sus embestidas. Boromir bajo mis piernas de sus hombros y se recostó sobre mi quedando pecho contra pecho, eso hizo que fuera más profundo en mi. 

No soportaba más me vendría en cualquier momento y sabía que boromir también pues sus movimientos eran cada vez más rápidos. Finalmente con unas últimas embestidas me corrí entre nuestros vientres y el dentro de mí, me sentí tan lleno y cansado. Me sentía sin energías y no podía mover mis cansadas piernas, boromir tomó nuestras ropas y me cargó en sus fuertes brazos "deberíamos ir al río a lavarnos y regresar al campamento con esa leña" dijo riendo "me parece bien pero tendrás que cagarme todo el camino, no creo poder moverme" dijo con vergüenza. 

"pensaba hacerlo desde un inicio, espero no pregunten por qué hemos tardado tanto" solo pude sonreír pues estaba seguro que sabrían lo que sucedió pues boromir nunca disimulaba su mirada.