Habían pasado años desde entonces. Aitor aún recordaba esa última tarde en el instituto en el que trabajaba antes. Hicieron una fiesta y pudo despedirse de todos sus compañeros, eso sí, no sin antes prometerse unos a otros que volverían a verse. Después, cogió sus cosas y se marchó. Ya se sabe que en la vida muchas veces toca decir adiós; pero nuestro querido protagonista estaba decidido a mantener el contacto con esa gente, y más que nada, con Pilar. La admiraba. Era una gran amiga suya, y no quería dejar que se convirtiese en una simple conocida.
Durante un tiempo, Aitor tuvo los contactos de sus antiguos compañeros en el móvil. Un mes después de marcharse del instituto, se le ocurrió que podría llamar a Pilar. Le apetecía volver a verla y charlar un rato. Aunque no quisiera admitirlo, le daba algo de vergüenza contactar con ella, así que lo dejó para otro día. Pero ese día nunca llegó.
Esa noche Aitor salió de fiesta. Estaba en el casco viejo de la ciudad poniéndose ciego a chupitos cuando se dio cuenta de que tenía que ir al baño, así que precisamente eso fue lo que hizo. Una vez allí, se le atascó la bragueta, y con el forcejeo su móvil (que llevaba en el bolsillo delantero del pantalón) acabó dentro del váter. Al día siguiente intentó arreglarlo de todas las maneras posibles, incluso lo metió en arroz, pero no hubo manera. Su móvil estaba definitivamente para el arrastre.
Eso no hubiera supuesto un problema de no ser porque Aitor, por muy usuario de la tecnología que pudiese parecer, ni siquiera había vinculado sus contactos a su cuenta de Google, y acabó perdiéndolos todos. El teléfono de Pilar incluido. Interpretó esto como una señal del destino y decidió no intentar llamarla... otra vez sería.
Para cuando quiso recuperar su teléfono, era demasiado tarde. Pilar había cambiado de número y había empezado a trabajar en otro instituto, por lo que le fue imposible contactar.
Podéis ver que nuestro Aitor no es un hombre muy afortunado, pero en cuanto reconoció a su antigua amiga en el aula del instituto, se dio cuenta de que la suerte por fin empezaba a sonreírle.
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PILTOR: LA HISTORIA 100% REAL NO FAKE
RomanceEsta historia es un chiste, una mofa, una befa, un chanza, un pitorreo, una chufla, una guasa, un escarnio; en definitiva, una broma, y encima de mal gusto. Si os gusta la literatura chunga, este es vuestro relato. Disfrutad, vaquitas <3