Mientras Pilar y Aitor se ponían al día, los alumnos decidieron ir a pasar la tarde a un bar cercano. La Herriko Taberna de Deusto ya se había convertido en lugar de culto para la cuadrilla. Era el típico sitio en el que solían quedar, y estaba cerca del instituto. Tenían examen de física al día siguiente, pero toda esperanza de aprobar ya estaba perdida, así que prefirieron ahogar sus penas en alcohol. Ya se sabe que los exámenes pueden esperar, pero la cerveza se calienta.
Helena estaba apoyada en la barra preguntándose cómo iba a conseguir trasladar las ocho bebidas que le habían encargado hasta la mesa donde estaban los demás, cuando Ane se puso a su lado.
-Menos mal que has venido, no puedo con todo esto yo sola - dijo Helena mientras la camarera terminaba de servirlo todo.
-Nada, nada, para eso estamos - respondió su amiga. De repente, bajó el volumen de su voz y se acercó - Aunque no estoy aquí solo para ayudarte a llevar vasos. Tengo una sospecha, y creo que tú más que nadie tienes que saber de qué se trata. Es sobre tu madre y Aitor.
Helena se preocupó un poco, y la apremió para que le contara lo que tenía en mente. ¿Qué rayos tendría que ver su madre con su profesor de tecno? Tras dudar un poco, Ane dijo:
-¿Te has fijado en cómo ha mirado Aitor a tu madre? No me refiero a lo que piensas, es que... parecía que se hubiera encontrado a la persona que más admiraba en el mundo. Te lo juro, vaya cara se le ha quedado. Es como para escribir un fanfic. Hacía tiempo que no veía a alguien mirar así a otra persona. Me ha recordado a Markel cada vez que ve un bajista.
-¡Pienso lo mismo! - se oyó la voz de Mikelma por detrás, - Lo siento, pero he venido a ver por qué tardabais tanto en venir y no he podido evitar oíros. Y tengo que decir que yo también me he fijado en eso.
Las dos miraron con cara de molestia a Mikelma, aunque con un toque de ironía. De todas las personas que podían haber oído lo que Ane acababa de decir, él era de las más apropiadas; un chaval de confianza. No había problema, con tal de que nadie más se enterara: esa información en manos de la persona equivocada podía causar situaciones inconvenientes.
Helena estaba desconcertada. Al principio pensó que lo que Ane y Mikelma afirmaban era una broma, pero parecían bastante seguros de lo que decían. Si tan evidente era que algo pasaba con Aitor y su madre, ¿por qué no se había dado cuenta? ¿Quizás iba siendo hora de volver a graduarse las gafas? No podía parar de darle vueltas a la cabeza mientras llevaban las cosas a la mesa.
Al final, Helena llegó a la conclusión de que no iba a pasar nada por que hubiera un poco más de salseo en su vida. O por lo menos, eso creía. Estaba volviendo hacia la barra a por las bebidas que quedaban por llevar, cuando oyó a alguien corriendo tras ella. Se giró. Eran las gemelas Malen y Katalin, que habían vuelto a su casa tras la reunión a por una chaqueta y acababan de llegar a la Herriko.
-¡Helena! ¡No te vas a creer con quién hemos visto a tu madre!
Helena les hizo una seña para que se callasen. Intentó aparentar tranquilidad, pero sabía que la situación se le iba de las manos. Esperaba que lo que Mikelma y Ane habían dicho fuese una simple sospecha, porque si no era así (y sus amigos se enteraban) se podía liar muy parda. Estuvo hablando con las gemelas e intentó quitar importancia al asunto. Cuando lo consiguió, las tres volvieron a la mesa donde estaba el resto. Nadie mencionó nada sobre el asunto que preocupaba a Helena, pero ella pasó la tarde sin poder dejar de pensar en qué rayos estaría pasando.
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PILTOR: LA HISTORIA 100% REAL NO FAKE
RomanceEsta historia es un chiste, una mofa, una befa, un chanza, un pitorreo, una chufla, una guasa, un escarnio; en definitiva, una broma, y encima de mal gusto. Si os gusta la literatura chunga, este es vuestro relato. Disfrutad, vaquitas <3