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Era 20 de noviembre y todo estaba listo para el desfile, México veía todo con detenimiento, los colores de la bandera se veían hermosos en las decoraciones

Todas las risas y regaños eran música para sus oídos cuando de repente un ramo de sus mismos colores y una hermosa pintura de su sello nacional se posaron en sus narices

—¿Gracias?— preguntó tomandolas sin ver al que estaba detrás de ellas

Al retirarlas vió a un tímido Canadá, ya que nunca estaba seguro que sus regalos fueran lo suficientemente buenos

—Canadá— dejó escapar al ver al mismo

—¿Te gustan?— preguntó tímidamente

—Muchas gracias— agradeció con una calidad sonrisa

Canadá se animó y miró a su alrededor —Me encanta cuando aprecias tu belleza—

El tricolor se sonrojo un poco y se mantuvo firme en su mirada al regaló

—¿Cual belleza?— preguntó haciendo un puchero —Por cierto... dijiste que me recompensarias ¿No?—

El bicolor afirmó sin saber las intenciones del latino

—Esta noche ven a mi casa— pidió

—Oh... claro— aceptó y se dió media vuelta para irse, al parecer solo quería verlo en la noche

—¡¿A dónde vas?!— preguntó enojado el de ramas de laurel en su escudo

El hablante de dos idiomas se asombró y lo miró un poco asombrado

—¿No lo festejaras conmigo?— preguntó un poco

—No hay nada que me gustaría más— respondió el bicolor acercándose al mexicano

[...]

La noche había llegado, y fácilmente México tenía en cuarto al canadiense

El bicolor se empezó a desabotonar su camiseta cuando sintió al mexicano abrazarlo por detrás

—Mexique— soltó como un suspiró y tomó las manos del adverso en las suyas

—Canadá— lo llamo —¿Me odias?—

—No— negó rotundamente —Nunca lo haría—

El latino soltó el agarré, realmente y aunque con dolor quería escuchar a el canadiense decir que sí

Tal vez un poco de trató rudo lo hacía cambiar de opinión

México se acercó a la entrepierna del contrario y de inmediato se deshizo de las prendas que lo separaban del miembro del de rojo y blanco, tomó la masculinidad del mismo con fuerza, haciendo que el anglosajón pusiera una mueca de dolor

—Mexique...— gimió un poco al sentir el bombeo brusco de parte del hispanohablante

—¿Sí?— preguntó con sátira

—Hazlo...hazlo más... más...fuerte— pidió jadeando empezando a sudar

México se sorprendió, a él le gustaba lo rudo —Rayos — maldijo entre dientes y movió el falo del adverso con más intensidad

—Más... más— gimió con placer pero el de aguila empezó a temer lastimarlo con la fricción que se sentía demasiado caliente

Entonces el mexicano dejó de moverse y colocó su boca en el sexo del amante de la miel

El tricolor lamía con devoción, como si tratará de hacerle sentir mejor por hacerle lo que le pidió sintiendo el líquido pre seminal de Canadá y como su miembro se hacía más grande

Pero México se había olvidado de algo importante —¡Mis hijos!, Dios, Canadá no hagas ruido—

El bicolor se tapó la boca y enrojeció, así como vió que el miembro de su pareja bajaba

—Creo que esto no se va poder— dijo el dueño de aquella casa mirando a la puerta

Canadá se recostó en la cama quitándose el pantalón y alzando su trasero mientras tomó una almohada para morder

—¿Canadá?— preguntó para dirigir su mirada a él —Buena idea—

El de escudó variado lo vió con una sonrisa lasiva y sintió como su energía iba subiendo en su virilidad

Subió a su cama y colocó su miembro entre las posaderas del bicolor quién estaba sonrojado y mordiendo la almohada

El tricolor abrió aún más las piernas de su pareja para poder tener una mejor visión de su "objetivo" así que introdujo uno de ellos

—Ah...— soltó el canadiense al igual que un temblor en su cuerpo

Pequeñas acciones que lo hacían ver tierno a los ojos del mexicano

México colocó la cabeza de su miembro fálico cerca de aquel orificio para penetrarlo con él cuando saliera su dedo y así lo hizo

Canadá se había vuelto totalmente rojo y encajaba sus dientes en el suave accesorio de cama, era aún más excitante pensar que los hijos de México podían descubrirlo

—Dios...— jadeó el mexicano —...No debería...estar haciendo...lo— dijo para luego sentir como el primermundista tiraba sus caderas hacía atrás

El latino sentía que estaba tocando puntos que no había tocado y eso lo hacía que soltará gemidos leves al aire

—Mexique...— llamó difícilmente —Dame...—

México se recostó encima de él e introdujo sus dedos en su boca mientras el mismo movimiento hacía que el sexo de él se hundiera en las profundidades del última cavidad de Canadá

—Callaté...ah~— pidió el tricolor —Tu voz...—

El bicolor estaba soltando una pequeña cantidad de saliva que no lo dejaba hablar —Mgh...~—

El de hoja en la parte blanca empezó a moverse un poco, estaba por acabar

—¿Ya?— preguntó rápidamente el mexicano levantándose para moverse en él

—Creo... creó— alcanzó a decir hasta que un líquido espeso salió de su parte

México aumento las estocadas, más profundas, más bruscas, sentía su sangre hirviendo y tomó con fuerza la parte trasera del contrario para terminar adentro

El latino sacó su miembro un poco flácido del orificio de su pareja sexual y se sentó en su cama tratando de calmar su respiración

Canadá se acercó a él y lo abrazó feliz de poder hacerlo con él esa noche pero al verlo de atrás notó que su labio estaba ligeramente encorvado hacía abajo

—¿Sucede algo?— preguntó con auténtica preocupación —¿No te gustó?—

—Soy tan...—

—Hermoso, maravilloso, bello— acompleto besando el cuello del latino

—¿En serio crees eso de mí?— cuestionó el tricolor un poco incrédulo

—Aunque se que es incómodo para tí, yo te amo, pero no por eso pienso eso de tí— explicó besando más profundo la curva del cuello del contrario —Eres uno de los países más hermosos que el mundo tiene, tu bandera es sencillamente bella y tú forma de ser es capaz de cautivar a cualquiera, además tienes un gran corazón—

Había rendido frutos, el mexicano sonrió —Gracias— agradeció y se levantó para cambiarse

Canadá esperaba el día que al decir eso lo besara y recompensará diciéndole que lo amaba, pero solo en sus sueños podía verlo

A tu disposición [CanMex/MexCan +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora