ᴍɪÉɴᴛᴇᴍᴇ 7

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《Vete》




Fue todo lo que había escuchado al último instante de haberme lanzado. No llevo bien el concentrarme en una sola cosa, realmente el agua me estaba calando hasta los huesos, podía estar mal mentalmente pero no podía impedir que mi cuerpo sintiera el frío tan potente que me paralizaba y hacía que mis extremidades, ahora lastimadas se vieran obligadas a moverse de todas formas, dado que reaccioné al haber estado en contacto con la espuma.

Abrí los ojos, luché porque a mis pulmones no les llegase líquido y mi respiración estuviera contenida al menos hasta que pudiera tocar el suelo de tierra una vez más.

Me alegre tanto de haber sobrevivido. No pensaba realmente en las consecuencias de esto, solo sonidos locos revueltos en mi actual entorno, me era imposible quedarme y arriesgarme a que me quiten mi libertad, que sabía. No recuperaría más.

Deje todo listo, Keana sería mi nuevo cuerpo, ella cerraría mi pasado completo.

Oía todo, oía como algunos pasos de botas cargando el peso de alguien pasara por encima de mi presencia. Oía respiraciones flojas y cortas, llaves que se mecían con el aire, veía la luz de mil linternas por todas partes, estaban asechándome sin saber.

No comprendo cómo es que mi cuerpo seguía aquí, realmente en ese instante quería morir.

Era mucho para mí, había destruido todo, estaba dispuesta a acabar con mi mejor amiga, con mi sangre, con la una persona que había visto por mí.

Gatee a duras penas por el sendero de tierra y mis uñas enterándose en la más profunda tierra. Mi cuerpo temblando y herido, tan ardiente al toque del soplo de aire fresco, me sentía bien, me sentía viva, como si una punzada de adrenalina se expandiera sobre las venas de todo mi cuerpo y fuera la sustancia que me mantuviese con vida, por ella tal vez no había muerto, porque mi corazón estaba golpeando amenazando con salir.

Era una muñeca que se arrastraba para sobrevivir.

Me oculté con esfuerzo entre el más sucio lugar, lleno de gusanos que caminaban en mí, con tierra que contenía lo más sucio del bosque, con hojas marchitas, que al final, daban la impresión de ser un arbusto indefenso.

Sentida de nuevo sensaciones incómodas, mi mente maquinando a mil por hora, el tacto de las cosas tan desagradable para mí, sentía pequeños pellizcos por todo el cuerpo, mi espalda me dolía y el pecho también, era producto del choque de mi contra el plano del agua tranquila.

Había recorrido cada facción en mi mente, cada expresión de rostro, ninguno me pareció digno de volver a ver.

Hasta quise encontrar, rebuscar en lo profundo de mi rota mente algún momento de temor hacia lo ocurrido hace unos minutos, pero no, no sentí miedo, sentí todo menos eso.

Quería reírme y creo que lo hice, aunque las risas en mi mente sonaban mejor que el murmullo ahogado físicamente.

Porque estoy loca, Lauren te necesito, ven y sálvame.

Aunque yo digo que ya es estúpido, dado que lo jodi y no creo que pueda ganarme su corazón.

Pero nunca me voy a ir.



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Yo soy quien otorga un poco de frescura a tu vida, a tu alma, sin mí no serías capaz de tener esta oportunidad de formar algún lazo duradero con la traidora de mi gemela, yo te miro, cada noche y cada día, mientras soy capaz de convivir en tiempo parcial con los ancianos del asilo. Yo me encargo de hacerlos feliz. De zamparme tranquilizantes a mi bolsillo, y veo a una perra con goma de mascar sangrando de la garganta, tengo su identidad, tengo su dinero y tengo su auto ahora.

MIÉNTEME CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora