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Quinto día: AU! Fantasy.

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Cuando los padres de Katsuki murieron, él tuvo que ocupar el lugar de rey, y la primera decisión que tuvo, fue que no haría lo mismo que hicieron ellos.

No es como si hayan sido malos reyes, al contrario, a pesar de haber sido bastante estrictos, su reinado había sido uno de los más protegidos y seguros además de felices, vivir ahí era algo que a todos sus ciudadanos le gustaba.

Pero eran la clase de reyes que solamente ordenaba a los demás, que daban miedo por sus castigos y tenían casi lo mínimo de piedad cuando algo no les gustaba, pero siempre sentados en el trono.

Katsuki quería hacer lo mismo, pero más involucrado. Elegir los mejores guardias por él mismo, tener una mano derecha para confiarle todo y ayudarles a batallar las guerras que fueran necesarias, sin importarle que eso podría matarlo. Conocer su pueblo. Ser más que un simple rey que se sienta en su trono y no hace nada.

Así que eso hizo, todos los guardias que tenían se les practicó nuevas pruebas para que demostraran su verdadera capacidad de guerra. Varios solamente estaban ahí porque lucían grandes cuando realmente eran unos inútiles, esos no dudó en echarlos sin remordimientos.

Bakugo toda su vida había practicado la competencia de cuerpo a cuerpo, sabía batallar y no tenía ni una pizca de piedad al hacerlo. Así buscó a sus guerreros.

Hubieron varios que le agradaron bastante, pero las pruebas siguieron debido a que no estaba satisfecho completamente con el ejército que tenía. O al menos, no hubo ninguno que le hiciera sentir orgulloso para poner de responsable para todo el resto de sus soldados.

— ¡¿Acaso no hay nadie que valga la pena para poner al mando?! ¡¿Qué tan inútiles tienen que ser?!

Fue en ese momento que una persona dio a un paso al frente. Bastante bajo para ser un caballero, pero a Bakugo solamente le importaba que supiera pelear. Su rostro estaba cubierto por un casco de metal, el mismo material que usaba en toda su vestimenta. La espalda que usaba no era tan grande y el escudo se veía desgastado. Que se atreviera a desafiarle a pesar de todo eso fue una ventaja considerable ya que pensaba que tenía que tener valor para ello.

El rubio sonrió ladino y acomodó la espalda que estaba en su mano mientras se acercaba al círculo que había dibujado para mantener a gente lo suficientemente alejada para las batallas que estaba haciendo.

El joven hizo lo mismo. De cerca se veía incluso más bajo, pero la manera tan segura con la afirmaba su espada era un distractor de ese hecho.

La punta de sus espadas tocaron la tierra y mantuvieron sus mentones alzados, intentando hacer un contacto visual que resultó fallido al no lograr verlos directamente, sin embargo, todo eso pasó a ser irrelevante en el momento exacto que una bocina se escuchó a lo lejos, siendo esa la señal de que la batalla había dado inicio.

Bakugo levantó su arma y con velocidad se acercó a su contrincante para dejar caer el primer ataque, el cual fue perfectamente evadido por el escudo.

El contrario fue rápido, se movía con destreza sobre el lugar y no tardó mucho en devolver el ataque con su propia espada. Bakugo se sentía afortunado de haber podido agudizar sus reflejos ya que por poco fue alcanzado por la hoja filosa y oxidada de la espada.

El no haberlo alcanzado, no fue impedimento para su contrincante. Al contrario, rápidamente alzó su espada otra vez para poder continuar con los ataques, siendo decidido en cada uno de ellos. Pero Katsuki no era considerado uno de los mejores luchadores de su reino por nada, ni siquiera ocupaba escudo porque no solía necesitarlo. Pudiendo de aquella manera esquivar, a duras penas, todos los ataques a la vez que daba algunos de regreso.

Purple Mess || BakuJirouWeek2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora