Purple Mess || BakuJirouWeek2019

#2

Segundo día: Dormir.

**

Cualquier adolescente promedio se sentía agotado en su día a día, no era algo que fuese fuera de lo común o que fuera mal visto. Era normal estar cansado después de estar todo el día conteniendo información nueva sobre cosas que no siempre te interesan. Y a pesar del estilo de vida que llevaba, Bakugo se consideraba a sí mismo un adolescente promedio.

Iba a la academia, dormía sus ocho horas correspondientes, se alimentaba bien, se ejercitaba, estudiaba y también iba a sus clases fuera de la academia para poder conseguir su licencia.

A pesar de que sabía que sus compañeros no eran iguales a él con los horarios y responsabilidades, sentía que era normal su cansancio. Quería ser un héroe, pero tampoco era una roca que no sintiera.

O eso se repetía mientras llegaba a las instalaciones de la academia con un cansancio extremo que apenas le hacía caminar correctamente.

Había amenazado a Todoroki para que se le adelantara, diciendo que no necesitaba la compañía de un estúpido extra, pero la verdadera razón era que no quería que le viera arrastrando los pies. Tenía una reputación que mantener. Y ya costaba mantenerla sabiendo que había pasado todo el día riendo con la chica que pasaba haciendo ilusiones de su compañero.

Era realmente lo único bueno que podría tener el compartir con esos idiotas.

Estuvo caminando por unos cuantos minutos mientras repasaba el día que había tenido y el que seguramente tendría al día siguiente, dándose cuenta de que si quería dormir bien, tendría que saltarse su cena.

Se sentía tan agotado que aquello no le importó.

Para cuando llegó al edificio, apretó con fuerza su bolso y se adentró para observar cómo algunos estaban viendo una película mientras que otros comían todavía.

A los idiotas que consideraba amigos estaban todos dispersos en el lugar, logrando también que varios de grupos diferentes se hablaran entre sí. No podía importarle menos.

— ¡Blasty! ¡Bienvenido!

— Callate, cabello de mierda.

Era lo único que planeaba decir antes de tocar el timbre del ascensor, ignorando todos y cada uno de los comentarios que estaba seguro que empezarían a decir. Y para cuando las puertas se abrieron, no dudó en subir.

El camino a su habitación se sintió incluso más largo que otros días, y solamente cuando estuvo encerrado en la comodidad de su privacidad se permitió soltar el jadeo de queja que había tenido retenido desde que tuvo libre.

Tiró la mochila por algún lado y se sacó la parte superior del uniforme además de los zapatos para quedar solamente con los pantalones y así se recostó en su cama.

No iba a ser difícil que se durmiera, no era la primera vez que sacrificaba su comida para poder obtener sus horas de sueño, y de todos modos había sido un día tan pesado, tanto dentro como fuera de la UA, que sentía que debía preferir dormir.

Sin embargo, todos sus planes se vieron interrumpidos cuando golpes se escucharon al momento exacto que estaba quedándose dormido. Decidió ignorarlo, pero volvieron a escucharse.