3.
Cumplir años nunca había sido importante para él. Se había acostumbrado a que fuese un día como cualquier otro, sin la llamada de su padre, sin una muestra de cariño de su madre. Siempre lo había pasado solo hasta que conoció a Lu. Desde entonces, no fallaba el año en que recibía un paquete desde España con algún detalle que ella había comprado pensando en él, así como una llamada efusiva cantándole las mañanitas. Y gracias a ello, a pesar de la soledad y la distancia, la sentía junto a él los instantes que inspeccionaba su regalo, las horas que duraba la lectura de un nuevo libro o el tiempo que dedicaba a montar una maqueta.
Más de una vez había pensado en pedirle a su padre irse a vivir con ellos a Madrid, no por él, desde luego, pero era incapaz de abandonar a una madre cada vez más ausente en la realidad.
Cada noche, antes de dormir, mientras escuchaba sus chillidos, se imaginaba lo bonito que sería ver a Lu cada mañana, poder desearle dulces sueños cada noche, vivir juntos sin fecha de caducidad y poder tenerla tan cerca como le fuese posible. La simple idea de estar con ella inundaba su pecho de una paz y una felicidad que nunca antes había conocido y eso le ayudaba a dormir tranquilo a pesar del caos que había a su alrededor.
Sin embargo, este año su cumpleaños prometía ser muy diferente.
Sus compañeros de clase había insistido en preparar una fiesta para celebrar sus 15 años, pero él realmente no tenía ganas. Prefería estar en casa solo, hacer vídeo llamada con Lu y pasar con ella tanto rato como le fuese posible.
Garabateaba su cuaderno distraído cuando alguien se sentó frente a él y carraspeó intentando llamar su atención. Al levantar la vista vio a Victoria, la chica más popular de la clase, que le sonreía ampliamente a la vez que aleteaba sus largas pestañas.
- ¡Buen día, Valerio!
No era la primera vez que ella intentaba hablar con él, pero en esta ocasión vio que había un propósito firme por la mirada que le dedicaba.
- Hola Vico, ¿te puedo ayudar en algo?
- Lo cierto es que si. He escuchado que mañana es tu cumpleaños y me estaba preguntado si lo vas a celebrar con una merienda o una fiesta. Encima es sábado. Podríamos ir a una discoteca o algo así. Las chicas tienen muchas ganas de ir.
- No lo sé... tengo algunos planes pendientes y...
- Sin paños calientes, bombón – perdió la paciencia ante el inicio de negativa - Me encantaría que me invitases a salir.
Su mirada intensa declaraba aún más abiertamente sus intenciones de lo que lo hacían sus palabras y él sintió como su boca se secaba.
- Lo pensaré. – respondió un poco aturdido.
Al parecer la contestación le complació lo suficiente como para que se levantase sin dejar de sonreír y corriese hacía su grupito de amigas a cuchichear.
- ¿Qué fue eso? – preguntó Pablo, su más intimo amigo mientras se sentaba en su pupitre, al lado del de su amigo.
- Sin mucho margen de error diría que pretende que me meta entre sus piernas.
No dijo nada más y volvió a garabatear en su cuaderno, mostrando su indiferencia.
- ¡¿Qué?! - Exclamó su amigo con los ojos como platos - ¡¿Me estás jodiendo? ¿La chica más linda de la escuela quiere salir contigo y no eres capaz de reaccionar?!
- Sí, claro que reacciono. No estoy interesado.
Pablo le golpeó en la nuca demasiado impactado por las declaraciones de Valerio y continuó mirándole fijamente, como si estuviese loco.
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PLUMA, LÁPIZ Y VENENO
FanfictionPequeñas historias independientes basadas en la relación entre Lucrecia y Valerio. Los personajes pertenecen a la serie de Netflix, Elite.