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Lu notó la huida de su hermano pero no quiso darle importancia, cogió la agenda y empezó a llamar a cada uno de los contactos. Estaba absorta en la tarea, tanto que no se dio cuenta del tiempo que pasaban ni de que Valerio no regresaba.

No pudo evitar sentir un vacío más grande dentro de ella cuando después de una cena tensa, en la que apenas hablaron, Valerio se negó a que vieran una película juntos, como tantas veces antes habían hecho. El vacío se convirtió en un terremoto de enfado cuando él alegó tener planes. Fingiendo serenidad preguntó si podía ir con él, no quería quedarse sola en casa. La respuesta fue un no y sin dar más explicaciones salió de casa con gesto serio y el pelo demasiado revuelto, dejando a Lu irritada, anonadada y sintiéndose terriblemente sola. Había viajado a la otra punta del mundo para que estuvieran juntos, ¿Y se marchaba? ¿Cómo si nada? ¿Sería una quedada de amigos? ¿Entonces por qué no le dejaba ir con él? ¿Acaso...? ¿Acaso sería una cita?

Lo cierto es que lo era. Una cita real. Fruto del dolor. Fruto de los celos.

Victoria se había sorprendido enormemente cuando Valerio le mandó un whatsapp proponiéndola quedar pero no tuvo ningún reparo en plantar a sus amigas en el local en el que estaba pasando el rato y reunirse con él. Llevaba coladita por él todo el curso y no pesaba dejar que se escabullera entre sus dedos.

Salieron juntos a un famoso local de cócteles, propiedad de la madre de Vico. Se sentaron en una sala reservada y tras que el barman les tomase nota quedó constancia de que algo no andaba bien. Jamás le había visto tomar whisky pero se veía increíblemente masculino cuando saboreaba con la punta de la lengua el licor que había quedado en sus labios. Deseó poder hacerlo ella misma.

El silencio reinaba entre los dos, solo roto por la música de fondo. Es cierto que él no era precisamente el más hablador del curso, pero esperaba un poco de fluidez estando los dos solos. Le observó con delicadeza y cayó en algunos pequeños detalles que antes había pasado por alto. Los rizos de su frente ocultaban las arrugas de su ceño fruncido. Sus ojos parecían carecer de brillo y sus manos estaban cerradas y apretaban fuertemente lo que parecía un pañuelo de cuello femenino.

- ¿Está todo bien? – se atrevió a preguntar.

- Bacán.

Otra vez silencio.

- Lo cierto es que no lo parece... - Sonrió tristemente. Había esperado tanto tiempo ese momento y ahora sencillamente estaba decepcionada. - Me sorprendió tu llamada... Parecía que tenías muchas ganas de salir de casa.

- Mi medio hermana vino a Chile y bueno... no me apetecía estar con ella.

- ¿No os lleváis bien?

Escucharle hablar más de dos palabras seguidas era todo lo que necesitaba. Le haría sentir cómodo. Que confiase en ella y quizás así podrían acercarse más. Después de todo, parecía que realmente necesitaba alguien con quien hablar.

- Si... es solo... - dudas - solo que ella está empeñada en organizar una estúpida fiesta y yo no tengo muchas ganas.

Sabía que mentía. Era experta en descubrir cuando alguien ocultaba la verdad. Tenía años de experiencia.

- ¡Ah! ¡Es tu hermana la que llamó para invitarme a la fiesta entonces! ¡Qué susto! – se llevó la mano al corazón de manera teatral - Por un momento pensé que era tu polola.

- No... ella es Lu. – parecía realmente frustrado. - Tenemos el mismo papá.

- ¿Es por eso que no tienes relación con tu papá? ¿Él hizo otra familia?

PLUMA, LÁPIZ Y VENENOWhere stories live. Discover now