Capítulo 10✔

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Su cabeza latía con fuerza en la parte posterior. Trato de moverse, pero siempre que lo intentaba, la oscuridad volvia a absorberla. Tenía la extraña urgencia de despertar pero no podía, luchó contra la oscuridad, pero al final se rindió. La capa oscura era demasiado pesada y ella estaba muy cansada.

(...)

Debía haberle ocurrido algo. Ella siempre llegaba antes de las tres de la mañana y eran las tres y media y no llegaba. Debía de haberle ocurrido algo. Tal vez se había decidido a abandonarlo. Tal vez su amante por fin la había convencido de que lo dejara. No sabía que era más horrible, sí que ella lo dejara o que algo malo le ocurriese.

(...)

Escuchaba voces, muchas voces alrededor. Trató de mover la cabeza hacia dónde provenía el ruido pero no podía. Su cuerpo no le respondía. Intento con los dedos. Fue inútil. Su cuerpo no atendía a su cerebro. Se preguntó qué era lo que le había pasado para estar así. Más voces, más ruido, parecía que era una discusión. Trato de prestar atención a las palabras pero la oscuridad llego
a reclamarla y no tuvo la fuerza para detenerla.

(...)

El teléfono sonaba fuera de línea. Ni siquiera le daba señal. Estaba seriamente preocupado. Si ella hubiese decidido abandonarlo, seguramente volvería en algún momento por su ropa. Definitivamente, ella vendría a darle la cara. Tomó el teléfono y marco a todos los números de sus amigos, vecinos y familiares. Alguien tendría que saber de ella.

(...)

Los brazos y las piernas le hormigueaban. Trató de mover un pie y lo pudo lograr. Quiso abrir los ojos, pero la cabeza le dolía y pensarlo hacia que doliese más. No sabía de dónde provenía el dolor de cabeza, pero era mortal. Se fijó en su alrededor y notó que estaba muy silencioso. Intentó mover su cuerpo pero había algo que le impedía mover los brazos y las piernas a voluntad. Algo se movió a su lado.

-¿Alice? -Trato de reconocer la voz, pero el dolor de cabeza no la dejaba pensar. Esperó para recuperar un poco de energía y abrir los ojos.

-Creo que te golpeé muy fuerte. ¿Puedes oírme? -Movió la cabeza. La voz le era familiar. No estaba segura. El lugar quedo en silencio y trato de abrir de nuevo los ojos pero la luz era demasiado y los tuvo que cerrar. ¿Por qué dolía tanto y que le había pasado?

(...)

Nadie. Nadie la había visto. Solo le queda un número al que llamar pero estaba seguro de que apenas él se diera cuenta de quien era, cortaría la llamada. Nunca entendió porque Adam parecía odiarlo tanto como lo hacía. Decidió que no iba a llamar. Iba a ir directamente a su casa. Buscó por todas partes entre las cosas de su esposa para ver si tenía la dirección anotada. No la encontró. Miro el teléfono con recelo. Él lo odiaba, pero era el mejor amigo de Alice, si alguien sabía de lo que ella planeaba hacer era Adam. Respiro profundamente. Uno, dos tres pitos.

-¿Hola, Adam? Soy Christopher... Christopher Vélez...

(...)

-Ah sí, claro… La verdad, no lo sé... No, no tengo idea... Ajaa... Sí, bueno... Por supuesto, hasta luego. -Voces, de nuevo. Ruido. No entendía de dónde provenía tanto ruido. Trato de respirar profundamente y cuando creyó ser capaz de hacerlo, abrió los ojos. La luz la cegó por un momento y cerró los ojos de nuevo.

Alice movió la cabeza un poco, para tratar de ver en donde se encontraba. Pero el movimiento le produjo dolor en la parte posterior y siseo. Un ruido hizo que abriera bien los ojos y girara la cabeza.

-Oh, así que por fin despertaste. -Había algo además del alivio en su voz. Parpadeo de nuevo, su mente estaba enrollada y toda confusa. Quiso preguntar dónde estaba, cuando se dio cuenta de la razón de porque no podía mover sus extremidades. Estaba esposada a una cama. Abrió los ojos y de su garganta escapo un grito ahogado.

-Shh... tranquila. Todo está bien -Una mano, suave, le acaricio la cabeza. Se alejó de ella bruscamente y eso hizo que el dolor explotara dentro de su cráneo.

-¿Por qué? -Su voz sonó ronca, como si llevase años sin usarla. Carraspeo un poco y trago saliva, tratando de aliviar la sequedad de su garganta -¿Qué? -La mano le acaricio los labios y la hizo callar.

-Voy a ir por algo para que te alimentes. Has estado inconsciente por más de 12 horas. Enserio me asustaste. -Había una puerta lateral y el desapareció por allí.

Alice miró a su alrededor, todavía le dolía la cabeza, pero las palabras de que estuvo inconsciente por más de doce horas, la alarmó. Recordó a Christopher y los planes que había hecho para contarle lo del bebé. ¡El bebé! Sus ojos se llenaron de lágrimas y le rezo a Dios para que su bebé estuviese bien. Para que todo estuviese bien.

(...)

Se estaba volviendo loco. Hacía casi 24 horas que no veía, ni sabía nada de su esposa. Adam no le había contestado al teléfono. Estuvo toda la tarde llamándolo y nada. No había señales de él. Llego al dormitorio y miro la cama. Pensó en Alice y las lágrimas, que estuvo todo el día tratando de contener se desbordaron de sus ojos. La extrañaba y tenía una opresión en el pecho, que lo asfixiaba. Se acercó a la cama y acaricio la almohada de su esposa, todavía olía a ella. La abrazo contra su pecho y respiro profundo. Ella tenia que estar en algún lugar. No pudo solo desparecer sin más. Estaba seguro de que algo malo le debió de haber pasado.

Christopher miró a su alrededor y se dio cuenta de que había algo que aún no había hecho. Ir a donde su esposa iba todas las noches. No estaba seguro de donde era eso, pero quedándose sentado, no lo iba a averiguar. Lamentándose y llorando, no iba a encontrar a su esposa. Se secó las lágrimas de sus mejillas y camino fuera de la habitación. Iba a encontrar a su esposa, y regresaria a casa con ella.





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Hola, siento desaparecer, aquí tienen un nuevo capítulo, disfruten

Un Marido Infiel (Christopher Velez)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora