Capitulo 38.

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Nathalie se cruzó de brazos y escondió su mirada en el suelo, el hombre dejo la tableta sobre la mesa de noche y se giro lentamente, trato de hacer contacto visual con la mujer pero no podía, estaba muy concentrada viendo al suelo.

─Conque aquí te escondias─ dijo tranquilo caminado hacia ella

─No me escondía. . .vivo aquí─ replicó sin cambiar su posición

─Te estuve buscando Nathalie, no te encontre─ la toma del brazo, ella lo mira

─¿Para que?, para contratarme, ya le digo que no─ da un jalón y se suelta

─Te lo suplico Nathalie vuelve.

─No─ lo interrumpió ─No pienso volver, ya me despidió, no hay vuelta atras─ toma aire

─Cometí un error, perdóname por favor.

─No tengo nada que perdonarle, los trabajos son asi, un día te contratan y al otro te despiden─ se cruza de brazos

─Y yo jamás quise despedirte─ desvía su mirada

─No pareció asi─ comenta con dolor ─Di servicio leal en esa casa, fui su secuas y me corrió igual─ hace una leve pausa ─No recriminó, solo le recuerdo todo lo que hice, para nada. . .

─Sabes lo importante que es mi membresía ahí, entre en pánico, pero recapacite, enfrenté a Edna y me deshice de Tomoe, todo por ti─ ella retrocede

─Que bueno. . .pero decidí no volver, y no lo hare─ lo mira fijamente ─Espero encuentre alguien que pueda servirle

─Si no eres tu no será nadie─ sentenció, y de un rapido movimiento la toma de las manos

─Terminela─ se suelta ─Deje de insistir─ retrocede ─Váyase de mi casa ya mismo, no quiero seguir hablando con usted

─No aceptaré un "no" como respuesta─ retrocede y abre la ventana ─Esto no va a quedar así Nathalie

Con agilidad se sube a la ventana y se tira por ella, la mujer se asusta y se acerca para ver como el se encontraba saltando de tejado en tejado de regreso a la mansión, la de lentes cierra la ventana y se recuesta, ahora estaba desmoronada, su corazón le pedia a gritos volver, pero ella tenía que ser fuerte y resistir lo más que podía.

Los días pasaron volviéndose meses, Nathalie continuo con su vida, se anoto a un gimnasio, al cual iba durante las mañanas, en las tardes iba a tomar café, probó todas las cafeterías de la ciudad, y en las noches miraba su serie, la cual ya estaba pronta a terminar, dentro suyo sentía un gran vacio, nada podía reemplazar el hecho de trabajar para Gabriel y vivir en la mansión, adoraba la tranquilidad de su vida, pero amaba más la presión de su trabajo.

Al terminar de almorzar dejo su plato en el lavado, fue hasta su armario, ahí tomo su abrigo y salió del departamento, tenía un solo objetivo, ir al lugar de donde escapó, el camino pareció durar años, pero finalmente llego a la lujosa morada, ahi toco el timbre y aguardo a que la cámara que ella solía operar saliera de su escondite para interrogarla, lamentablemente eso no sucedió, y el buzón se abrió en su lugar, la mujer sonrió, sabía que era Gabriel el que estaba operando el sistema de vigilancia, por lo que decidió tocar nuevamente, esta vez si fue la cámara la que salió del escondite pero lo que oyó a continuación la desconcertó mucho.

Mansión Agreste, ¿que necesita?─ musitó una voz femenina bastante joven, eso le dolió, la mujer no se esperaba que fuera reemplazada tan pronto

─Necesito ver al señor John Agreste─ dijo tranquila

El señor salio anoche de viaje, y no dejo dicho cuando regresará─ hace una pausa ─¿Eso es todo?

Miraculous: Las vueltas de la vida. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora