¨Flames of love¨ [RenTan]

°°1°°

Un joven de cabellos color granate se encontraba observando una gran batalla entre la Luna superior tres y el pilar de la llama, eran tan rápidos que apenas podía distinguir sus movimientos, el demonio cada vez aumentaba el poder de los golpes que daba y él tan solo podía expectar sin poder mover ni un dedo para ayudar, apretó los puños con furia. De un momento a otro una nube de polvo se hizo presente resultado de un gran ataque, el chico oji rubí intento encontrar a su maestro con la mirada y lo halló a los pocos segundos, pero ahora este estaba con el ojo izquierdo herido. 

Tanjirou se tenso y una imagen borrosa apareció en su mente, era el pilar de cabellos rubios con un brazo atravesado su cuerpo, llenando de oscuras manchas carmesí su hermoso traje de cazador, las lágrimas no tardaron en asomarse y junto con estas una gran adrenalina le llenó. No sabía qué era esa extraña visión, pero había algo que sí y eso era que jamas dejaria que se hiciera realidad.

-¡Canpanchiro!.-Exclamó el cabeza de jabalí al ver como su amigo corría hacia el centro de la lucha.

En algún momento comenzó a correr, no supo cómo, no supo cuando, pero de un momento a otro se encontraba enfrente de su maestro, soltó un suspiro de alivio al verlo relativamente bien. Un misterioso calor le llenaba el pecho, observó hacia el horizonte y ya comenzaba a amanecer, agacho su mirada le sonrió al mayor, pero este lo observaba con una mirada de total desesperación, algo tibio comenzó a empapar el particular haori a cuadros que siempre llevaba, con lentitud bajo la mirada y notó como una mano blanca con marcas azules atravesaba su pecho.

-¿Rengo..ku-san?.-A lo largo de esa simple palabra la fuerza de su voz disminuyó y lentamente comenzaba a cerrar los ojos.

El joven había logrado evitar aquella visión tan terrible, pero ahora se hallaba inconsciente en los brazos de un Rengoku en shock. Debido a que el sol había salido, el demonio tan solo huyó dejando al pequeño cazador a punto de morir. Comenzó a llamarle y a moverlo un poco para que reaccionara, pero no hubo respuesta .

-¡Kamado! ¡Kamado!....¡Tanjirou!.-comenzó a gritar el hombre de cabello de flama

-¡Hm! ¡Hmm!.-Gimoteo la pequeña hermana.

Salió de la caja donde se escondía, sin importarle que el sol podría matarla, con rapidez se acercó al cuerpo inmóvil de su hermano y lo abrazo mientras lagrimas incesante recorrían sus pálidas y ahora un tanto quemadas mejillas. El rubio cubrió a los hermanos con su haori de llamas evitando un poco que la demonio terminase quemada, ahora era él quien solo podía observar sin hacer nada, se mordió el labio en un acto de frustración.

-¡Hmm! ¡Hmm!.- Seguía intentando despertar a su hermano, pero este no reaccionaba ante el incomprensible llamado.

Tomo el tamaño de una niña, posó la manos en el agujero que tenía el Kamado mayor en el pecho y cerró sus ojos en un acto de concentración, una pequeña llama brotó de la herida y esta se extendió por todo el cuerpo. El mayor se alarmó, pero pronto noto que las llamas no estaban lastimándolo si no que al contrario estaba manteniéndolo con vida en lo que tardaba Shinobu y su equipo, lo único él que podía hacer ahora era mantener a Nezuko protegida del sol.

-¡¿Que le está haciendo la niña a Canpanchiro?!.-preguntó asustado el cabeza de jabalí.

-N-no estoy seguro, pero parece estar estabilizando a Tanjirou.-Le respondió el rubio menor.

No tardó mucho en que la pilar del insecto apareciera con un gran equipo médico, Nezuko estaba apunto de sucumbir ante el cansancio y antes de que lo notara ya se había dormido. Los médicos intentaron tomar al herido, pero el rubio lo impidió, la oji morado le reprendió por esa actitud tan infantil al no querer dejar ir a Kamada. Tuvo que quedarse allí parado observando como se llevaban al joven para una atención de urgencia. Por poco y olvidaba a la pequeña que dormía plácidamente escondida entre los pliegues de su haori, a paso lento se acercó hasta la  caja donde solía viajar y bien envuelta la dejó allí.