C U A T R O*

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Cuando el calzado del rey Min toca finalmente las alfombras de su castillo, sabe que no hay vuelta atrás, que su destino y el de cada persona existente a su alrededor ha sido sellado y que no puede cambiarlo. Es incapaz de controlar su pulso, el temblor en sus manos mientras intenta quitar la sangre incrustada en ellas, trata de entender a la persona que le devuelve la mirada en el espejo, lo poco que reflejan ese par de pupilas, las lágrimas cayendo de sus ojos sin expresión y el aire que entra difícil a través de su nariz.
Sumergido hasta el cuello de agua, tallando furioso cada extremidad, ve a Jimin en el marco de la puerta, no está decepcionado ni gritando a cerca de las consecuencias de sus actos, no mueve sus labios, no parece tener intención de hacerlo, sostiene entre sus dedos las prendas que él mismo arrojó al fuego y ambos entienden que el suceso ya fue descubierto.

"Taehyung." quiere saber, sin atreverse nuevamente a levantar la mirada, de alguna manera negándose también a escuchar, porqué hunde su cabeza en el agua tibia, las burbujas flotando por encima y el ruido sordo que Jimin apenas distingue le hace saber que está gritando.

"Un guardia vino a dar la noticia, y Jungkook se ofreció para ser quien le dijera." la voz de Jimin suele ser calmada, pero sus palabras no son más que un susurro, un susurro lleno de culpa y miedo que congela la sangre de su esposo, quién ya está saliendo del agua, con la piel más pálida y los brazos enrojecidos.

Bastan un par de minutos, otros tantos escalones y una larga respiración para poder llegar a la habitación del príncipe Min. Se detiene el oleaje, al menos eso parece, no pasa el tiempo, el aire se niega a atravesar por las ramas de los árboles y las aves no están dispuestas a interrumpir el momento. Taehyung no los recibe diciendo que el corazón le está siendo arrancado del pecho, no les dice que se siente como una ramilla pisoteada hasta el cansancio por los sucesos, ni mucho menos grita sobre la inexplicable sensación que le invade de desaparecer del mundo, pero no hace falta, la manera en la que se aferra a Jungkook y las lágrimas que le inundan el rostro les hacen saber todo eso, y que no tienen las palabras para aliviarlo.

Jimin lo toma del brazo y los conduce a ambos devuelta al pasillo.

"¿Sabes que has hecho? Taehyung tenía suficiente con haber perdido a Seokjin, no soy capaz de verlo así..." susurra cerca de su oído. La verdad es que la culpa está por derribar a Jimin, le está haciendo preguntarse por qué no detuvo a su esposo, si tan incapaz se siente de soportar el dolor del príncipe Kim, pero sólo puede excusar a su nula respuesta con la impresión que sintió al ver tal escena.

"Lo sé, tanto como sabes qué es lo que sigue."

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El primer recuerdo en la memoria de Haneul es de cuando tenía cuatro años, y no es acerca de cuando vio la nieve, o sus pies hundiéndose en la arena, tampoco son los rayos de sol en una mañana de primavera, es el rostro de su progenitora acomodando su ropa porqué debía posar impecable delante de un pintor, contratado para inmortalizar sus rasgos, los rasgos de un príncipe.
Inspirado por su deber y su cargo comenzó con sus lecciones un año después de eso, cada pequeño detalle sobre la manera correcta de ser un rey, tratados, pesca, guerra. A los quince años era capaz de sostener una buena variedad de armas entre sus dedos, y sus propios progenitores lo alababan, aplaudían cada uno de sus logros. Él admiraba el amor que había entre ellos, llenaba su propia alma y le alegraba más que recibir un 'te amo' un masaje luego de entrenar o un atardecer bañando su rostro.

Pero ningún paisaje, susurro, melodía o sensanción, lo hubo preparado para el día en que conoció a YoungMi. Quiso talar uno a uno cada árbol existente en sus tierras, el marrón de su tronco ofendía al tono precioso de los iris de esa princesa, malditos los parpadeos que le impedían observar su mirada cada segundo y malditas las cerezas por no igualarse al color de sus labios. Tan hermoso era su rostro y tan preciosa era su voz, que 'matrimonio arreglado' no resonaba por ninguna parte, tampoco los gritos de YoungMi, o su expresión amarga ante las lágrimas que resbalaron por sus mejillas al conocer a su primogenito.

❛Príncipe❜ #3 ❝En la cima del trono.❞ [TERMINADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora