Entreguerras - capítulo 1

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Al abrir los ojos, la luz le deslumbró. Difusos colores y titilantes luces se entremezclaban; al cerebro le costaba unos segundos adaptarse a la alta definición.

Se encontraba en la ciudad inicial, donde debía comenzar a realizar las primeras misiones para subir de nivel. Haynek dio un paso torpe. Aquel era un juego nuevo y los controles no eran los mismos que en los demás juegos de rol.

Ese mundo nuevo que habían creado los de IEIGames era algo innovador. Entreguerras había sido el videojuego más vendido de los últimos diez años y la empresa creadora había tenido que hacer más copias, puesto que el día de su lanzamiento se agotaron en todas las tiendas en tan sólo cinco horas.

Entreguerras era un juego de rol multijugador online masivo, en inglés MMORPG, que consistía en subir de nivel hasta llegar al cien. En el transcurso del juego, los jugadores debían matar a los bosses de cada etapa, que abarcaba veinte niveles de cada jugador, es decir: había diez niveles generales que debían superarse para poder terminar el juego. Si un jugador no mataba a un boss, no podía pasar a la siguiente etapa. Mientras tanto, las dos facciones en las que se basaba el juego podían divertirse y entretenerse matándose entre ellas, el famoso jcj –jugador contra jugador-.

Podría parecer un juego normal, uno de los tantos juegos MMORPG que prodigaban en aquella época; sin embargo, Entreguerras era distinto, supuso un gran cambio en la industria del videojuego: había una recompensa, una enorme y suculenta recompensa de nada más y nada menos que un millón de dólares para el primer clan que lograse terminarlo. Lo cual quería decir que o bien los creadores estaban locos o que el juego era prácticamente imposible de acabar.

Haynek comenzó a imaginar qué haría con un millón de dólares. O con la mitad. Incluso con un cuarto. Se compraría un coche, viajaría por Europa, se casaría… sí, se casaría. Por eso habían decidido jugar.

15 de junio de 2024

-¿Has visto el anuncio del nuevo juego que van a sacar? Ofrecen nada más y nada menos que un millón de dólares al primer clan que consiga terminar el juego. Tenemos que jugarlo.

-Kiara… -contestó Mike al otro lado del teléfono- Ya te dije que había dejado los videojuegos.

-¡Mike, piénsalo! ¡Un millón de dólares!

-Es una lotería. Jugarán profesionales, contratados por empresas. ¿Qué te hace pensar que ganaremos?

-Porque somos cojonudamente buenos, Mike. Lo sabes tan bien como yo.

-Me lo pensaré.

-Perfecto, voy ahora mismo a reservarlo.

-¿Pero qué…?

-¡Te quiero!

21 de diciembre de 2024

Los cascos de realidad virtual estaban conectados a Internet y a la corriente eléctrica, sólo faltaba que Mike llegara del trabajo para empezar a jugar. Kiara había estado siguiendo las noticias relacionadas con Entreguerras, que  estaban  siendo retransmitidas en directo desde el interior del juego, en tiempo real por IEIGames. La empresa había ganado millones de dólares con la compra de todas sus copias y los sponsors que habían conseguido. ¿Qué suponía para ellos un mísero millón de dólares?

Veía en la televisión a los primeros jugadores de Entreguerras; ya eran casi cincuenta mil online. Algunos ya habían conseguido los primeros logros, pero aquello no mermó su confianza: aunque hubiese jugadores profesionales, ellos se llevarían el millón.

Dos horas más tarde, Mike llegó a casa. Encontró a Kiara sentada en el sofá, atacada de los nervios y mordiéndose las uñas, frente al televisor. Le dedicó una sonrisa nerviosa.

-¡Por fin has llegado! –Kiara saltó del sofá como un resorte- No has hecho planes para esta noche, ¿verdad? –Empezó a dar saltitos a su alrededor, como un conejito- Hoy, por lo menos, tenemos que subir hasta el nivel veinte. ¡Ya hay jugadores en nivel treinta y sólo han pasado tres horas! –agregó, emocionada- La primera espada épica ya se ha conseguido y tiene un porcentaje de droppeo de dos entre cien. Mike, este juego promete. Y lo mejor de todo: ¡podemos ser ricos!

-Bueno, tranquilízate. Primero quiero darme una ducha, comer algo y después jugaremos. No tengas tanta prisa.

-¡Pero Mike…!

Se tumbaron en la cama, cada uno con su casco en las manos. Se sonrieron.

-Nos vemos al nivel veinte, Haynek. No tardes mucho, sabes que no me gusta esperar.

-Nos vemos –una sonrisa socarrona se dibujó en su rostro-, señor Wacky.

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