Te silencié en mi mente creyendo que te iba a hacer desaparecer de mi corazón, pero solo di volumen a tu voz.
Grandes tormentas provocaron tus frases en mi oído, en las cuales naufragué sin opción a reencontrarte.
Tus caricias dejaron profundas cicatrices en mi alma, y aun laceran todo mi ser.
La mera mención a tu persona hace que todo mi cuerpo sufra un estremecimiento.
Tu nombre arde y duele en mi garganta, a pesar de tantas veces que lo dije a oídos de nadie.
Por las noches te sueño y te pienso. Y te busco entre las sábanas, pero sin esperanza. Por que te fuiste, y no volverás.
Y tanto te echo de menos como el primer día, a pesar de que pasen los días y las semanas. Y años pasaran, y yo seguiré buscando los resquicios que queden de cuando estuviste.