Ese día mi madre se había quedado fuera de la casa hasta las 5 de la mañana, una de mis vecinas había venido a ayudar a mamá, la metió a la casa y le dio un baño, mamá durante todo ese proceso permanecía en silencio.
Mi vecina me sonrió y me dejó un beso en la frente, salió de mi casa y después de dos horas volvió con mucha comida y lindos vestidos. Calentó la comida y nos hizo sentar en la pequeña mesa vieja de la cocina, para mi hermana le había traído papilla de distintos sabores y preparó un rico caldo de pollo.
Ella simulaba ser mi madre, pero yo odiaba eso, con que derecho venía ella a intentar tomar el puesto de mi madre. Con mucha delicadeza levantó a mi hermana y la llevó a su cama, le dejó un beso en la sien, se levantó y caminó hacia mí.
—Es hora de doir linda, ve a ponerte la pijama —la miré sin entender solo fui a mi cama y me acosté, cerré mis ojos muy fuerte para que pareciera que estaba durmiendo. —jaja pequeña traviesa... Apagó las luces y se fue.
Mi vecina repitió el mismo acto por una semana. Mi hermana y yo ya no estábamos delgadas, incluso podría decir que mi hermana tenía más color en las mejillas y un cuerpo más regordete, yo no era la excepción.
Ese día mi madre estaba de muy mal humor, y cuando llego mi vecina la hecho casi a patadas.
—¡Con que derecho vienes a intervenir en mi casa!
—Por favor solo calmate querida, quiero ayudarte...
—¡No eres la maldita beneficencia!
—¡Piensa en tus hijas por Dios! —la mujer sujetó su pecho y se tambaleó un poco —ya me voy... Debo buscar mis medicinas.
La mujer salió torpemente de la casa, mi madre se veía más furiosa aún, corrió a la cocina y tomó un cuchillo, salió a paso apresurado, echando humo por las orejas, tras mi vecina, desde la ventana de mi casa puede ver como empujó a mi vecina dentro de su casa, por mi escaso tamaño no pude ver mucho más, lo que me dio una idea de lo que estaba pasando ahí dentro fueron los alaridos de dolor de mi vecina... El llanto de ella... Era inconfundible.
Mamá volvió después de tres horas, ya no tenía el cuchillo con ella y su ropa estaba teñida de color carmesí ¿le había hecho daño a mi vecina?
No quice responderme en ese momento me negaba a creer que mi madre se había vuelto una asesina...
Ese día sentí que había perdido algo preciado, no sé si era mi dulce vecina que en realidad me sacaba de los nervios, o en realidad era la imagen que tenía sobre mi madre. En algún momento por mi inocencia simplemente pensé que extrañaría la comida de mi vecina y es que en realidad cocinaba muy bien esa señora.
Volvimos a esos días en los que mamá no nos alimentaba y salía todo el día, había pasado más de una semana en el que no supimos nada de la bondadosa señora... Bueno, si mi madre la mató, segur ente era lo correcto. Pude comprobar la desaparición de mi vecina cuando muchos policías llegaron a nuestro barrio y tocaron puerta por puerta haciendo la misma pregunta.
—¿Hace cuanto no ve a la Señora LanCaster?
—Mmm, lo siento oficial no la veo hace mas de una semana —responde mi madre.
—Sus vecinos dijeron que la señora Lan Caster le estaba proporcionando comida a usted y sus hijas. ¿Es eso cierto?
—Así es, la señora Lan Caste fue de lo más entrometido en mi casa por casa una semana.
—¿No le agradaba su vecina? —pregunta el policía entre cerrando los ojos.
—Era muy metiche, y siempre venía a presumir que se había conseguido un novio que la llevaría de viaje...
—¿Hace cuanto le dijo eso? —toda sospecha que el policía tenía hacía mi madre, se había desvanecido con unas simples palabras que eran mentira.
—El anterior lunes... —El policía agradeció la colaboración y se retiró. No se supo más de las investigaciones durante meses, mi madre me contó que habían cerrado el caso por falta de pruebas, los detectives que vinieron semanas después recibieron la misma respuesta de mi madre y todos le creyeron a ojo cerrado, todo el departamento de policía andaba buscando al supuesto novio de la señora LanCaster.
Se llegó a la conclusión que la señora LanCaster se había fugado con su pareja, eso era todo lo que podían hacer nuestra fuerza policial.
Eso era todo lo que la justicia podía lograr...
Llega un momento en tu infancia que en lo único que puedes pensar es en lo correcto y lo incorrecto y yo a mi corta edad no sabia diferenciar el uno del otro. Tal vez suene triste o lamentable, pero en realidad no lo era. Pará mí, hacer cosas malas era la sensación más gratificante que podía llegar a sentir.
Sumando un trauma más a la lista...
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Alice
HorrorUn manto negro fue el captor de mi atención. Eso es lo que lograba ver a través de un pequeño agujero en el techo, el mismo agujero que me permitía respirar y sentir la lluvia. Estaba tan deprimida ese día, mi querida hermana por alguna razón no me...