Charlotte, ese es mi nombre. Lo extraño es que oigo mi nombre como algo ajeno. Algo lejano que poco a poco se desvanece. La verdad, y lo más ironico talvez, es que no sé desde cuando me empecé a a sentir así. Creo... creo que fue desde siempre. Talvez mi juventud no era suficiente, me sentía lenta y cansada, como una anciana con bastón, cada vez más encorvada y cada día con más arrugas. Talvez porque no sé vivir la vida; casualmente no actuo como la mayoria de los adolescentes de mi edad. Llevo cuatro años en esta secundaria y solo conseguí hacer una amigo. Lo raro es que cada año que terminaba, alguna felicidad de al fondo del pozo surgía, y me decía que el siguiente año será mucho mejor, y cuando empezaba, sabía que no cambiaría nada.
Thomas es una gran amigo, casi comparto todas mis clases con el, aquel chico de cabellera lacia y negra, de ojos grises pero con una sonrisa infinita. Una gran amigo, lo reafirmo. A Thomas lo conocí de pequeño, su madre es amiga de la mía, la señora Anna es como una especie de madre sustituta si la mia desapareciera. Conocí a Thomas en un parque de juegos, yo quería columpiarme y no habia nadie quien me empujara, mi madre me miraba de lejos y llegó una señora de cabellera larga y castaña, empezaron a platicar y a reír, luego vi que mi mamá me señalaba y vi que la señora volteba a verme y sonreir.
Llegué a sentir un empujón, alguien me estaba empujando para columpiarme, y alguna emoción conocida con adrenalina y felicidad se mezclaron, volteé a ver a un niño de la misma edad que yo tenía, llevaba poco cabello, una camiseta azul y unas zapatillitas, apenas cruzamos un "Hola". Cada vez iba más alto, pero llegó el momento que cada vez que recuerdo me mato de risa, el niño se puso delante de mí. No controlaba el impulso del columpio hasta que sentí algo en mi pie, algo duro y luego escuché un gemido y un lloriqueo. Había pateado al niño que me empujo, recuerdo ver mucha sangre y mi madre y su nueva amiga conrriedo hacia nosotros, yo decidí bajarme y ayudar. El problema se resolvio en mi casa, con un poco de alcohol y crema y vendaje. La nariz del pobre niño estaba de blanco y yo me disculpé. La señora Anna no me culpó de nada, lo cual fue en alivio, el tipico cliché revivió en boca de ella: "Solo son niños". Así es como me salvé de un castigo y le pregunté el nombre a ese niño victima de mi ataque ninja. Su voz era gangosa pero lo llegué a entender como un "Soy Thomas", alargué el brazo y le dije "Yo soy Charlotte". Así fue como nos conocimos. Muy trágico.
Crecimos siendo amigos, jugando videojuegos, leyendo libros, estudiando materias que no entendiamos, saliendo a fiestas (a las que el mayormente era invitado y yo no, pero el seguia llevandome y no me dejaba sola), tomando cafe, etc.
Thomas tambien conoce a Zacharias Lagdom, más conocido como Zach. La pesadilla de la secundaria. Todo el mundo conoce a Zach, especialmente las porristas que se sientan en su mesa, de hecho hay una leyenda que se ha acostado con todas, Zach es el que pone las reglas en la secundaria, cada uno nos mantenemos al margen porque nadie lo quiere molestar. Muchas veces Zach me molesta, hace cosas que me irritan, y hace que toda la clase se burle de mí. Thomas, un día se enfrento con el. Zach me llamó, acercandose a mi casillero, me dijo: Cómo estas, idiotita? Escuchaba risitas y murmullos. No le contesté hasta que sentí algo fuerte agarrando mi brazo, supongo que hice una mueca de dolor, el aflojó un poco su agarré y escuche un "Hey" al fondo, pero no era un "Hey" de saludar a alguien, sino que era un "Hey" se acusacion, era Thomas, con sus largas piernas llego por mi espalda y empujo a Zach, este no se inmutó, pero lo miro con rabia, sus ojos ambar ardían en llamas cuando Thomas me puso una mano en mi hombro, frunció sus labios delgados y se fue.
No sé cuando Zach parará, espero que sea pronto; mientras tanto esconderme es la mejor solución.