II Capitulo

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Estabamos en la acera, el viento era helado y metí las manos al bolsillo. Thomas iba a mi lado con una pequeña gorra de lana. Ibamos camino a casa, no teniamos suficiente dinero para comprar un auto y conducirlo, así que siempre optabamos por caminar y estirar las piernas, pero las mías tenían las misma contextura, eran cortas, delgadas y pálidas. Las piernas de Thomas eran largas y un poco delgaduchas; eran piernas de hombre. Estabamos hablando de nuestras clases y los pateticos profesores.... hasta que se presentó en momento menos indicado de mi bocota para decir algo completamente fuera de lugar 

- De hecho Zach.... - mierda.

- Zach? - dijo inquiriendo con las cejas y haciendo una voz surrealista - Qué hizo Zach?

- El... ahm... yo... ahm... nada - volteé para ver hacia otro lado que no sea su rostro.

- Qué pasó?

- Me ayudó, el... me pasó todo el examen - no podía decirle que me dio el suyo, verdad? - Le di las gracias, no tenía porque hacerlo.

- Algo huele mal, hum... no le confies nada Char. Tienes que tener cuidado - dijo pensativo y rascandose la barbilla, ya estabamos en la puerta de mi casa - Recuerda que es Zach de quien estamos hablando - Se despidió con un beso en la frente y se fue.

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Thomas no llegaba, normalmente siempre es puntual; si seguía así llegaria tarde. Me iré caminando. 

- Mamá, ya me voy. Me encontraré allá con Tom

- Okey, amor. Ve con cuidado. - dijo Ally, mi madre, me despdedí con un abrazo.

Salí de mi casa, el viento corría y hacía que mi cabello se ondulara y se despeinara, lo traté de aplastar y me encaminé hacia la secundaria. Habían algunos autos que conocía, como el auto de Michelle y sus amigas, las motocicletas de algunos jugadores de bascket, y una de ellas derrapó. Me inquieté al escuchar el sonido pero seguí caminando. Empecé a escuchar algunos pasos ágiles detrás de mi. Haste que sentí una mano grande sujetando mi hombro y haciendo que voltee. Me encontré con un cabello despeinado, labios rosados, pómulos altos, sonrisa resaltante, ojos ambar vivaces, una piel casi dorada por el poquito y efimero sol que se atrevía a salir. 

- Porqué estas aqui? - pregunto Zach, sosteniendo el casco en la mano izquierda

- Tengo derecho a caminar en una vereda - dije algo seca

- Me refiero a que... estas sola? - esbozó. Tenía miedo a lo que me dijera, desde cuando le importaba si estaba sola o no.

- Sí - dije dando vuelta para seguir caminando. Pero la figura de Zach fue más rapida y se interpuso en mi camino

- Te llevo - dijo con una sonrisa burlona

- No, gracias. Paso

- No te haré nada, no soy peligroso - "¿Peligroso? no nada" pensé con demasiado sarcasmo. No podía analizar con claridad teneniendo a una persona esperando por una respuesta concreta, mucho menos a Zach. Hice ese gesto con mi nariz, era algo natural, algo que no podia controlar. El sonrió. Asentí con mi cabeza. Su sonrisa se ensanchó.

El se montó y yo hice lo mismo, me pasó el casco para ponermelo, yo me negué.

- No quiero que te pase nada - me quedé fría, el sudor frio empezó a escurrir por mi espalda y bajé mi mirada. Agarré el casco y me lo puse. Levante la pequeña luna para mis ojos, el me estaba mirando; de alguna forma sonreí a forma de respuesta. - Charlie, necesitas sujetarte de algo - dijo cogiendo mis manos frias en las suyas cálidas, grandes y ásperas. Las puso alrededor de el, una en su pecho y otra más abajo en su vientre músculoso. Me sentí incómoda, y pude sentir como el calor subía por todo mi cuello, mis orejas y mejillas. Era una suerte tener el casco.

Arrancó la moto. Pudé sentir una risita que venía desde su pecho y saliendo por sus labios.

Mi perdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora