13- Con el pasivo encima

939 53 16
                                    

La luz apagada, una fría noche y Argentina se asustaba con cada trueno que sonaba. Cada vez que eso pasaba se apegaba más al pecho de su pareja, o sea México, lo cual hacía que que él soltara una torpe sonrisa al ver lo que hacía.

*Hace horas...*

México: Argentina ¿Qué te sucede, wey? Has estado emputado conmigo todo el día

Argentina: *molesto* No me sucede nada

México: Pues tu pinche cara dice todo lo contrario, no creas que soy pendejo

Argentina: ¡Ay! Maldito atorrante, déjame en paz

Se voltea, con los brazos cruzados y con un adorable puchero, México aprovecha para abrazarlo por la espalda, pasando sus manos por la cintura del argentino, haciendo que se sonrojara y enojara más.

Argentina: ¡SUÉLTAME!

México: ¿O si no qué, cabrón?

Argentina: ¡Que me sueltes, boludo!

Él lo empuja con sus codos, haciendo que el mexicano casi se caiga de espaldas. Sólo se limita a reírse un poco y a volver a apoyarse en sus hombros, sin importarle que Argentina se enoje. Después de hacer eso lo voltea para ver el puchero que tiene en la cara, era demasiado tierno, además de estar bastante sonrojado.

Argentina: Te odio

México: Eres tan tierno cuando te enojas

Argentina: Cierra tu maldita boca

Intenta safarse de él, pero México lo tenía agarrado con fuerza, agarrando le las muñecas.

Argentina: ¡Te dije que me sueltes, maldito pelotudo!

México: Nunca te he visto tan grosero

Lo atrae hacia él y le sonríe tan lindo haciendo que se ponga más rojo de lo que estaba.

México: ¿No crees que... mereces una lección por eso?

Argentina: No se a que rayos te refieres

México: Pues ahora lo sabrás~

Lo acerca más a él, haciendo que sus respiraciones se cruzen a medida que iban acercando sus rostros, hasta que terminan uniéndose en un apasionado beso.

México: ¿Listo para lo que te mereces?

*Un rato después...*

Argentina estaba encima de México, sobre sus piernas, mientras el otro sonreía de una manera pícara. Iba moviendo un poco sus caderas, haciendo que el activo se exitara más.

Poco a poco llegaron al punto de unirse en un profundo acto de placer, llenando el ambiente de gemidos de placer.

Argentina: Ay~ ¡Me... duele!

México: Ya deja de quejarte, cabrón

Argentina: Por lo menos... ¡Kya~!... hazlo más despacio

Soltaba lágrimas por el dolor que sentía con cada embestida.

México: Creo que... me voy a... ¡Aaahh!

Argentina: ¡Aaaahh!

Así fue como es que terminaron cayendo rendidos, uno acostado encima del otro, odiándolo aún por dentro.



30 días de OTP (Mextina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora