LA TIENDA DE LOS VESTIDOS DE NOVIA

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Por la ventana de la boutique lo veo pasar todas las mañanas a la misma hora. No sé a qué se dedica, pero supongo que trabaja en alguna oficina por la ropa y el maletín que utiliza. En una ocasión, él se detuvo a mirar los vestidos de novia del negocio. Sólo fueron dos minutos, pero eso bastó para que se me cortara la respiración. Me dieron celos porque pensé que quizás quería casarse, sin embargo, él le comentó al dueño que quería obsequiarle un vestido a su hermana, ya que pronto sería su boda; eso me tranquilizó.

¿Tendrá novia?, me pregunté. No me atrevía a hablarle, eso sería demasiado. No podía ser: estaba enamorada de un hombre que apenas conocía. Todas las noches pensaba en él. Una tarde, quedé pensativa y sin pestañear. Estaba triste.

—¿Qué te pasa? —me preguntó el jefe.

—No, nada. Déjeme trabajar, por favor. Además quiero estar sola.

—No creas que no me doy cuenta.

—¿De qué habla, señor?

—Estás enamorada del muchacho que pasa por aquí todas las mañanas.

—La verdad sí. Quizá él y yo…

—Es imposible y tú lo sabes.

—Dicen que en el amor todo se vale.

—No, olvídalo. Él es un hombre y tú eres el maniquí de mis mejores diseños.

Servando Clemens

Cuentos para MonstruosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora